En el mes de agosto visitamos a
la Sra. Mabel Puig, en su predio
ubicado a 50 kilómetros de la
ciudad de Durazno, en la zona de
Los Tapes. Además de cerrar la
Carpeta Verde, tuvimos un tiem-
po para una conversación ame-
na sobre ella, su familia, la expe-
riencia como gremialista y cómo
fue alcanzando sus sueños.
Para Mabel, desde muy chica, se
trataba de trabajar en y para el
campo. Gracias a su esfuerzo y
tenacidad desde 1998, trabaja su
predio en forma independiente.
Mabel, ¿cómo fue su infancia?
Mi infancia transcurrió en este mismo
lugar; fui a la Escuela Rural N° 23, que
está acá cerca. Iba a caballo.
Mi padre, productor rural, explotaba
este predio; hacía chacras en medianería,
servicios de equipo agrícola, máquina de
esquilar y en todos los casos él era el ma-
quinista. Hombre serio, de pocas palabras
¡Una mirada y bastaba para quedar calla-
da por completo!
Mi madre era madre, cocinera, modista,
peluquera, zapatera y lavandera.
Soy la menor de tres hermanos. Siem-
pre me gustó el campo y cuando terminé
bachillerato le propuse a mi padre venir
a trabajar con él. Nunca me dijo no, pero
sentí que trataba de evitar que fuera a
pasear al campo. Hoy me doy cuenta lo
difícil que resultaba para ese hombre de
pocas palabras que su hija mujer, la me-
nor, ¡quisiera venir a desarrollar tareas de
campo!
Hice Secretariado Comercial, trabajé en
una Escribanía, luego ingresé a trabajar
en Banco BANFED, me casé, tuve dos hi-
jas. Lamentablemente, tuvo que fallecer
mi padre en el año 1986, para poder ir a
trabajar al campo. Durante 12 años tra-
bajamos en sociedad con mis hermanos,
para luego pasar a trabajar sola, el campo
que trabajaban mi padres. Y hace más de
15 años me vine a vivir al establecimiento.
En 1998, cuando yo quedé trabajando
sola, fue cuando me arrimé por primera
vez al Plan Agropecuario; participé en di-
versos proyectos como el PIC, en el con-
curso de campo natural, realicé casi todos
los cursos a distancia, llevo la Carpeta
Verde, en casa se hicieron varias jornadas
con productores. Lo que he aprendido y
lo que he hecho es por los aportes de los
técnicos del Plan.
Esta experiencia me demostró que a
las cosas hay que darles tiempo; a veces
hay que esperarlas, pero el tren pasa una
sola vez y cuando pasa, hay que aprove-
char a subirse.
¿Cómo fueron sus comienzos como
gremialista?
La historia como gremialista es corta,
en el sentido de gremialismo institucio-
nal. Inicialmente, siempre me interesó el
tema de defender el medio, sobre todo
trabajar por las mujeres rurales, por los
niños y por los productores que tene-
mos menos recursos. Yo divido mi vida
en dos etapas bien marcadas, primero
me dediqué a trabajar, armar un capi-
tal y a criar mis hijas. Cuando mis hijas
fueron grandes e independientes, sentí
que había llegado el momento en el que
tenía que devolverle algo a la sociedad o
que tenía que dejar una huella, porque
era muy triste pasar por la vida dejando
solo los hijos. Fue ahí que me vine a vivir
al campo nuevamente y es en ese mo-
mento donde arranca la segunda etapa,
dedicando un tiempo a la zona, la gente
o al rubro en el cual nos movemos, con
el objetivo de dar, porque si das, recibís
mucho.
Hace 7 años que participo como inte-
grante de Sociedad Rural de Durazno
(SRD), desde 2011 siendo parte de la di-
rectiva durante la presidencia del Ing Agr.
Gonzalo Bastos, como suplente, y en la
directiva presidida por Dr. Álvaro Bentan-
cur, como titular. En el período 2015-2017
fui presidente de la misma. Pero mi tra-
bajo venía de antes, comencé apoyando
a las mujeres rurales que trabajan en la-
nas en Feliciano, esto lo tomo como un
trabajo gremial, a pesar de que no había
un institución de por medio.
El sueño de trabajar en y para el campo
La visión de una productora y gremialista
Ing. Agr. Alejandro Terra Natero
Plan Agropecuario
Cultura y Sociedad
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