En alguna oportunidad intercambiamos opinión con un
director ejecutivo de una compañía multinacional dedicada
a la industria farmacéutica y nos comentó que le costaba
entender que se brinde tanta información sin mezquindad;
esto es así porque el productor no compite contra otro, sino
que comparte la información para que la prosperidad sea
de todos.
Las visitas técnicas
En los establecimientos, nuestra actividad consistía en
analizar los procesos y medir sus resultados. Concretamente,
pesamos ganado, registramos información de manejo, de la
que obteníamos indicadores de resultados. A partir de ellos
se analizaban estrategias, intercambiábamos información, dis-
cutíamos posibles mejoras y probables caminos alternativos.
Nos tocó visitar establecimientos en distintas épocas del
año, casi siempre nos acompañó el tiempo bueno, otras veces
con lluvia, así como otras fue la sequía o soles insoportables. El
productor siempre dispuesto, desde tempranito esperando con
el caballo ensillado para no perderse nada de la visita técnica.
La visita comienza con la recorrida de campos y rodeos para
conversar de manejos. Parar rodeo es una de las tareas campe-
ras más disfrutables para los que nacimos y nos criamos en el
campo, ni les digo en las sierras de Centurión o Montecito en
Cerro Largo, a la salida del sol y con intensas cerrazones; cruzar
esos ganados por las picadas de montes serranos, cerrados
por los Tarumanes y Molles, no siempre es fácil. No quedaba
otra que seguir los ladridos de los perros garroneando a las
vacas que como buenas madres arremetían defendiendo a sus
terneros.
También nos tocó al visitar establecimientos grandes en los
que a caballo llevaría más de dos días recorrer, por lo que sali-
mos en camioneta, potrero por potrero, rodeo por rodeo, tanto
en terreno firme, como sobre campos blandos, muchas veces
lloviznando y más de una vez quedamos enterrados cuando
algún “muñeca enyesada”, se las daba de “Gonchi”. Abriendo
porteras de todo tipo me hice un experto y fue así que me en-
contré con curiosos anillos para asegurar al cambón o tramojo
de formas muy originales, por aquello de que “cada alambra-
dor tiene su receta”.
A todo esto, la jornada termina en las casas sobre papeles
y computadora mediante, en la que se registra la información
recabada, se analizan resultados y se proyectan otros, prepa-
rando así la “jornada de campo”, actividad de difusión y divul-
gación.
Intercambio que va y que viene, mientras nos esperan pla-
tos que rebosan de suculentas porotadas con charque, como
en lo de Belly o lo de Weiman. O aquellas tiras jugosas en las
que Aurelio y Gonzalo doraban con brasas de Algarrobo mien-
tras le sacábamos punta al negocio. El informe analizado desde
la noche anterior por Santiago “con la previa a la recorrida”,
para salir al otro día desde las 6 de la mañana a recorrer. Los
chorizos caseros a media mañana que Duval y Esteban hicieron
“de vuelta y vuelta” al lado del tubo con galleta dura, después
Fondo de Transferencia y Capacitación
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