Revista del Plan Agropecuario N° 172 - page 17

Y cuando había zafra o trabajos que re-
querían más gente, como era normal en
esa época y aún ahora, cocinaba para la
familia y los empleados.
Luego de un tiempo la familia se agran-
dó, tuve 4 hijos, uno de ellos falleció de
meningitis cuando tenía 4 meses de edad,
por lo que hoy tengo tres hijos, Griselda
quien es maestra y vive en Carmelo, y
Mario y Luis que siguieron el camino de
nosotros, trabajando en el campo.
Cuando nació mi hijo mayor, mi esposo
estaba trabajando y no tuvo tiempo de ir
a buscarlos a Nueva Helvecia y regresó a
dedo en una camioneta de la UTE hasta
Miguelete donde estaban instalando la
luz eléctrica. Creo que mis hijos crecieron
felices, los veía felices.
Tuvo tiempos difíciles ¿Cómo fue el
proceso, luego que falleció su esposo?
Mi esposo falleció en el año 82, cuando
tenía 42 años, era muy joven, imagínen-
se que fue un golpe muy duro para toda
la familia. Además, a partir de su falleci-
miento me enteré que la deuda que te-
níamos era 3 veces superior al capital. El
escribano de la familia el lunes siguiente
me llamó y me puso al tanto de los nú-
meros y me dijo que tenía que vender
todo, comprarme una máquina para te-
jer e irme a vivir al pueblo. Le agradecí el
consejo pero decidí afrontar la situación,
tenía una fe inquebrantable, creía que
podíamos salir adelante. En ese momen-
to tenía 9 embargos entre bancos y pro-
veedores. También algunos nos ayudaron
muy poco, 2 barraqueros no me pagaron
las cosechas porque decían no tener nin-
gún papel firmado.
A pesar de todo, sí hubo alguien que con-
fió en mí y nos dio crédito para seguir sem-
brando. Mis hijos aprendieron a trabajar la
tierra con los pocos empleados que que-
daron en la empresa, con mi marido traba-
jaban 12 personas y no tuve más remedio
que trabajar con tres personas y mis hijos.
Esa gente que quedó trabajando con no-
sotros era muy buena y les enseñaron a
trabajar a Luis y Mario.
Trabajamos duramente, planificábamos,
buscábamos los negocios, tuve que hacer
cosas que no hacía porque no me dedica-
ba a eso. Comenzar a ocuparme de los pa-
peles del Banco o la Cooperativa (CALOL) y
en 11 años salimos a flote.
Recuerdo que un día fui a Montevideo a
hablar con el Presidente del Banco Repú-
blica (no recuerda su nombre) y le dijeron
que no tenía audiencia que no podía, en-
tonces decidí esperar e insistí, a las 2 ho-
ras me atendió. Le llevé los cheques de la
cosecha y el Presidente me dijo “guárdelos
y nos va pagando”, de ahí en más el Ban-
co no me molestó y fui pagando todas mis
deudas.
Después de pagar las cuentas comencé
a trabajar de otra manera y de a poco au-
mentar el capital.
En 11 años la familia salió a flote pero
no todos iban a seguir trabajando ¿cómo
continuó la empresa?
Si, mi hija es maestra y no se dedicaría
a la producción, le pedí a dos vecinos que
tasaran la maquinaria y los animales, en
ese momento repartimos ese capital. Mi
hija recibió lo que le correspondía, menos
la tierra que se la arrendamos y continúa
así de la misma manera.
Con los años mis hijos se casaron y se
fueron a vivir a Ombúes, luego nacieron
los nietos de los cuales me siento muy or-
gullosa, lo único que lamento es que solo
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