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empresa, sin excluir a los más viejos.
Se entiende el Relevo como parte
de esa Integración Generacional, don-
de el éxito de este proceso depende
directamente de todos los integrantes
de la familia.
Incluye
a todos sin dis-
tinción de género ni edad, sin desco-
nocer la responsabilidad que a cada
uno le compete.
¿Qué observamos en el sistema
familia-empresa?
Como resultado de las observa-
ciones realizadas a partir del trabajo
como extensionista y varias jornadas
– taller con los diferentes integrantes
de la familia sobre el tema, se pueden
destacar los siguientes aspectos des-
de el punto de vista actitudinal.
Cuando se presenta este tema en
un grupo donde participan madres,
padres e hijos/as, provoca sentimien-
tos encontrados, desde alegrías, orgu-
llo, pero también angustias, impoten-
cias, tristezas hasta en algunos casos
rencores, dependiendo de la historia
de cada integrante.
Se observa que en este proceso, pri-
man los valores, hábitos, costumbres,
actitudes y la historia de cada inte-
grante, donde los
“códigos”
internos
de cada familia, son el camino que
marca el relacionamiento entre ellos.
Esto también implica en muchos ca-
sos un choque de intereses e interpre-
tación de una misma situación.
Muchos conflictos provienen, de su-
puestos y malos entendidos entre los
integrantes de la familia (los que están
dentro y fuera de la empresa), debido
fundamentalmente a problemas de
comunicación, que se vienen arras-
trando desde varios años de
“con-
flictos ocultos…”
. Tanto los padres,
como los hijos, responsabilizan al otro
por la falta de acuerdo e interés por
tratar el tema. Es común escuchar
“…
la culpa es del otro…”
.
Se detectan que un número impor-
tante de relevos no planificados, al
fallecimiento o incapacidad de los titu-
lares, finalizan en conflictos familiares
donde intervienen profesionales, que
llevan a largos y costosos juicios, ade-
más de un núcleo familiar destruido y
con rencores; por este motivo es im-
portante respetar los
“códigos fami-
liares…”
y planificar con anticipación.
¿Qué escuchamos de padres y
madres?
El sector agropecuario, se caracte-
riza por contar con titulares de una
edad avanzada, algo más de la mitad
de ellos tiene más de 65 años. Mu-
chos no han pensado retirarse, tam-
poco ven con mucha claridad cómo
seguirá la empresa, ni tienen planifi-
cado que harán durante los años de
retiro. Por otro lado, hay titulares con
70 años, que han creado una empre-
sa, se encuentran con ganas de seguir
haciendo cosas y no sienten gusto
por formar parte del sector de jubila-
dos. Una expresión que refleja esto
es
“me encantaría morirme en las
mangas apartando animales y no
en la cama de un hogar de ancia-
nos.”
En la mayoría de las familias, no
existe nada escrito ni planificado so-
bre cómo integrar de manera progre-
siva a las nuevas generaciones, ni los
pasos a cumplir hasta llegar al relevo.
La palabra y la confianza es lo que pri-
ma en la mayoría de los casos. Esta
situación se agrava con el crecimiento
natural de la familia que se genera con
la llegada de los hijos, sobrinos, nie-
tos, nueras, yernos, y se complejiza
mucho más cuando fallecen los que
fundaron el negocio.
La figura materna, la mayoría de las
veces, es la mediadora “silenciosa”
de los conflictos entre el padre y sus
hijos, cumpliendo una tarea crucial
para el buen relacionamiento; tan bien
hace ese trabajo, pero muy pocas ve-
ces es reconocida como tal.
Es frecuenta la existencia de casos,
donde los titulares realizan un Relevo
total a sus hijos, pero luego del tras-
paso de la empresa y el poder, no
saben en qué ocupar su tiempo libre.
Ocurre además, que deben abando-
nar el predio y la casa en la que vivie-
ron durante años, lo que provoca en
muchos casos, que estas personas
vivan los últimos años de su vida en
Foto: Plan Agropecuario