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de otoño temprano (marzo) hasta fin
de la primavera y principio del verano
(diciembre).
Para lograr una elevada producción
de forraje es fundamental una correc-
ta planificación, que implica seleccio-
nar una rotación que se adecue a los
recursos disponibles y a los objetivos
de producción. Esta involucra además,
al momento y forma de la preparación
del suelo, elección de semilla de cali-
dad, fecha de siembra, fertilización y
una operativa de siembra de calidad.
Luego de la emergencia del cultivo,
y durante el período de utilización, es
importante aplicar criterios de buenas
prácticas de manejo de la pastura,
considerando los momentos óptimos
de entrada y salida de los animales a
la parcela, control de malezas y el uso
eficiente del fertilizante.
Para que las gramíneas expresen su
potencial de producción, una de las
claves es la disponibilidad de fuentes
apropiadas de nitrógeno y fósforo du-
rante el ciclo del cultivo, en el caso de
los verdeos es necesario la aplicación
adicional de fertilizantes.
Fertilización
Se entiende a la fertilización, como
el agregado de nutrientes al suelo,
necesarios para lograr cumplir con
la demanda del cultivo sembrado, y
mantener un balance de nutrientes
adecuado.
Se entiende por balance de nutrien-
tes a la diferencia entre los nutrientes
que ingresan y los que se pierden del
sistema en un tiempo y espacio de-
finido. Un balance negativo reduce la
cantidad y disponibilidad de nutrientes
accesibles para las plantas, afectando
el rendimiento (grano o pasto), la cali-
dad (fertilidad) del suelo y la sustenta-
bilidad del sistema en el tiempo.
La entrada de nutrientes ocurre por
la fertilización, la fijación biológica (en
el caso de presencia de leguminosas),
abono animal (heces y orina deposita-
das en el campo), residuos vegetales
(que no son levantados por los anima-
les, ni la cosecha de grano) y deposi-
ción atmosféricas.
Las salidas principales del sistema
son: cosecha de grano y forraje, pro-
ducción de leche, carne y lana; bosta
y orina depositadas en las salas de or-
deñe, callejones y plazas de comida,
perdida gaseosa, erosión (perdida de
suelo por escurrimiento) y lavado a ca-
pas profundas del suelo.
Los nutrientes se dividen en macro-
nutrientes y micronutrientes. Los ma-
cronutrientes se requieren en grandes
cantidades por los cultivos, estos son:
nitrógeno (N), fósforo (P), potasio
(K), azufre (S), calcio (Ca) y magnesio
(Mg). Los micronutrientes se requie-
ren en pequeñas cantidades, su insu-
ficiencia da lugar a carencia y su exce-
so a intoxicación en los cultivos; estos
son: manganeso, hierro, zinc, cobre,
molibdeno, boro, entre otros.
Es importante recordar que estos
nutrientes se encuentran en su gran
Foto: Plan Agropecuario
mayoría en la materia orgánica del
suelo, por lo tanto cuanto a mayor
nivel de materia orgánica mayor nivel
de nutrientes. Además es necesario
tener en cuenta el grado de acidez-
alcalinidad del suelo o pH del suelo.
Este indicador determina la disponi-
bilidad de muchos nutrientes, cuanto
más alejado esté el pH del valor neu-
tro (7), menos disponibles estarán los
nutrientes para las plantas.
En Uruguay hay suelos, que están
bajo un sistema intensivo de produc-
ción (leche, carne o grano) y con ma-
nejo inadecuado, tienen bajos niveles
de materia orgánica, un deterioro sig-
nificativo de las propiedades físicas,
mayor compactación, mayor acidez,
disminución de niveles de fósforo, po-
tasio y/o azufre. Estas situaciones son