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Paso Carrasco. Al no tener la Tablada,
el mercado más cercano fue la Rural
de Florida.
La Tablada Nacional estaba en Mon-
tevideo, y en el Cerro estaban los fri-
goríficos ingleses. A La Tablada, que
era del Estado, llegaban los ganados
en tren donde, descargaban. Los com-
pradores de los frigoríficos, hacían fila
de a caballo, revisaban los ganados y
ofertaban. Se pesaban en las balanzas
del estado, y de ahí salían los ganados
para los frigoríficos, las balanzas pesa-
ban hasta 100 novillos, eran enormes...
yo alcancé a conocerlas.
Como decía, las circunstancias hicie-
ron que se formara una mercado en la
ARF en sustitución de la Tablada, y eso
explica por qué la ARF tiene la infraes-
tructura que tiene.
Empezaron con una feria por mes,
después con dos mensuales, el 1er y
3er Viernes. En la década del 50, había
mucha oferta, venia ganado de todo el
país. “Era una tablada”, entonces se
pasó a 3 ferias, los 8, 18 y 28 del mes.
Se hacía un catálogo, con el número
de lote y la hora que entraba. Se decía
una hora y se empezaba, “Nadie llega
tarde, cuando tiene para hacer un ne-
gocio”.
Llegó un momento que papá planteó
hacer 1 feria por semana, y el capataz
que era Aguirre le dice, “no Don Cholo,
no hay caballo que aguante”.
¿Cómo era en ese entonces, un día
de feria en la ARF?
Se comenzaba a las 10 de la maña-
na con los lanares, a las 11 los cerdos,
empezamos “en chiste” allí, rematába-
mos arriba de los charré, después que
se instaló Conaprole en Florida y ha-
bía suero regalado, era impresionante
lo que se vendía de cerdos. Después
hubo que hacer mangas, embarcade-
ros, hormigones, techo, doble pista...
ahí empecé yo a rematar.
Mientras rematábamos los cerdos,
rematábamos los terneros y las manu-
facturas, y de corrido, sino no, no daba
el día. A las 14 hs comenzaban con los
ganados gordos hasta las 16 hs que se
cortaba y se vendía los ganados para
invernar, para después terminar con el
saldo de gordos
Los dueños de los frigoríficos, venían
a casa a negociar la zafra “Les decía
papa a ver qué precio le iban a dar a los
productores. Eso da idea del volumen
de animales que vendía el escritorio.
Recuerdo una anécdota: Corridas en los
bancos hubo siempre, esos momentos
de incertidumbre que todo el mundo
quiere ir a sacar la plata. La Rural había
andado muy bien ese año, y corrían
esos rumores de todos los bancos.
Papá era socio del banco en ese nego-
cio pero era de perfil bajo, no se dejaba
ni sacar fotos, era otra época. Resulta
que “lo aprietan” al viejo y lo obligan a
mostrar los números de la Rural, y sa-
lió en la portada de El País las ventas
que había hecho y para mostrar que el
socio estaba fuerte. ..Y se encontró en
un remate con Don Juan Jose Victorica,
colega y amigo, y le pregunto si esos
números eran ciertos, y después de
explicarle el motivo de la publicación le
dijo que si, que eran ciertos.Y Don Juan
Jose le dijo “para satisfacción tuya te
diré que es la misma cantidad que ven-
do yo en todos los locales del Uruguay
que tengo”
El record de la Rural, la feria comenzó
a la las 10 de la mañana, término a las
20 hs. La duración fue de 600 minutos
continuada. Vamos a hacer el descargo,
que a veces en los lanares de un solo
martillazo, un lote se reparte entre va-
rios, son 4 o 5 boletas en un solo mar-
tillazo. Ese día salieron 700 boletas,
más de una por minuto. En menos de
un minuto, tiene que entrar el animal,
rematarse, salir el animal y darle la man-
ga. Papá le decía a los que hacían las
boletas, lo único que no se te puede
escapar es el precio. Lo demás se solu-
ciona, porque es ese momento y está.
¿Que nos puede contar de su padre,
Ismael “Cholo” Ibarburu, sobre su re-
lación con los clientes?
El viejo armaba la feria, regulaba las
entradas, sobraban los ganados porque
acá los ganados valían 10 % más que
en otros lados, se pagaba contado y fi-
nanciaba 20 días.
Foto: Plan Agropecuario