Revista del Plan Agropecuario N° 174 - page 20

Ayer Estuvimos
del tambo.
El vínculo con las Organizaciones
¿Cuál ha sido su vinculación con las gremiales lecheras y con la
industria?
JB. Nosotros prácticamente desde el inicio del tambo y hasta ahora
somos remitentes a Conaprole. Solo unos pocos meses cuando em-
pezamos con el tambo, remitimos a la agroindustrial local, PILI.
Como remitentes a Conaprole, integramos desde siempre la Aso-
ciación de Productores de Parada Esperanza (APLPE). Muchos años
integré la Comisión Directiva y durante 2 años, fui el Presidente.
Desde el año pasado, integro la Comisión Directiva que administra
el campo de recría que gestionan los productores de Paysandú.
Este inmueble que pertenece al INC, desde hace más de 25 años fue
adjudicado en régimen de arrendamiento a las gremiales lecheras.
Para nosotros ha sido muy importante porque como dije anterior-
mente, nos permite destinar la totalidad del área de nuestro predio
a los animales adultos (en producción y secas), mientras la recría se
hace en ese campo.
Desde siempre participé en todas las actividades que se realizan en
el campo de recría y siempre fui usuario del mismo.
¿Han participado en otros proyectos en la Colonia y en el depar-
tamento?
MC. Si. En el año 1996 participamos activamente en un Proyecto de
Extensión de la Facultad de Agronomía en Paysandú (EEMAC), que li-
deraron entre otros la Ing. Virginia Rossi y el Ing Enrique Favre. Este
fue un proyecto que trabajó con los aspectos productivos y sociales
de las familias que vivíamos en la Colonia. Se ejecutó por aproxima-
damente 4 o 5 años.
Posteriormente, como representante de la gremial (APLPE), Julio
integró el Comité político que se fromó para dirigir un proyecto de
alcance departamental llamado “Desarrollo Productivo y Comunitario
Rural” el cual fue co –financiado por la Fundación Inter Americana
(IAF) y que tuvo como socios locales entre otros, a la gremial.
La familia y el ocio
¿Cómo está compuesta la familia?
MC. Tenemos 3 hijas y 4 nietos, el quinto viene en camino.
Las tres hicieron los primeros 4 años de primaria en la escuela rural
de la Colonia y los 2 finales en Paysandú.
Hoy día, la mayor es docente de inglés, la segunda es Veterinaria y
la menor se recibió de maestra. Además, una de nuestras nietas se
recibió recientemente de Escribana.
Las dos hijas mayores viven en Paysandú y la otra en el departa-
mento de Durazno.
Mientras ellas vivieron con nosotros en el tambo, cumplieron un rol
muy importante en el trabajo de la familia.
Todo esa etapa del estudio de las chiquilinas estuvo bajo mi res-
ponsabilidad pero contando siempre con el total apoyo de Julio, en
todos los aspectos.
Me he enterado que en un par de ocasiones se han subido a un
avión.
JB. Desde que nos casamos, Mabel me decía que su sueño era co-
nocer España. Pasaron muchos años y cuando cumplimos 40 años de
matrimonio, pudimos cumplir ese viejo deseo.
La experiencia fue maravillosa, a tal punto que nos propusimos que
volveríamos a ir.
En 2019, esta vez acompañado por una de nuestras hijas y por una
hermana de Mabel, recorrimos en un auto alquilado, muchas regio-
nes de ese país. Uno de los hechos más emotivos y recordados de
este viaje, es haber estado en el pueblo en el que nacieron los ante-
pasados de José Gervasio Artigas, habiendo incluso tomado contacto
con un descendiente de los mismos.
En el caso del primer viaje, fue posible mediante el cobro del Fondo
de Retiro del que disponemos los remitentes a Conaprole. El poder
utilizar este dinero para darnos ese gusto, fue debido a que no tenía-
mos ningún compromiso financiero con la Cooperativa ni tampoco
con terceros. A lo largo de nuestra trayectoria como productores le-
cheros, nunca tuvimos la matrícula “en rojo”.
Por último, ¿cuáles son los planes a futuro?
JB. La idea es seguir durante un tiempo más con el tambo, los dos
nos encontramos bien de salud.
Al mismo tiempo seguir aumentando un “fondo de reserva” en ani-
males (cuenta desde hace algunos años con un predio arrendado en
el que realiza cría de ganado de carne propio y donde además realiza
negocios de capitalización), para cuando llegue la hora del retiro.
Reflexiónes finales
Historias como la de Julio y Mabel, nos muestran una serie de lec-
ciones que nos hacen reflexionar sobre aspectos productivos pero
sobre todo sobre aspectos humanos.
Conocer que fue posible, partiendo de un predio arrendado y de
escala reducido (80 ha), consolidar en el tiempo, un emprendimiento
que permitió el desarrollo de cada uno de los integrantes de la fami-
lia, es sin dudas para ser destacado.
Todo esto basado en valores como la familia, el amor por lo que
se hace, la solidaridad, el trabajo duro y por sobre todas las cosas, el
convencimiento de que unidos, se puede.
Rescatar la valentía de tomar decisiones, que apostando a un futu-
ro mejor, impliquen volver a empezar como se cuenta en esta histo-
ria, es también una enseñanza para todos.
La anécdota de las vacas prestadas
En los primeros años del tambo, Julio prestó a un “muchacho
conocido” que se estaba iniciando en el rubro, algunas vacas le-
cheras.
Pasó mucho tiempo y esas vacas nunca le fueron devueltas, a tal
punto que Julio se olvidó.
Años más tarde, cuando deciden comprar el campo, se ven en la
necesidad de vender casi todo su ganado del tambo.
Al poco tiempo, un día, se levanta y ve que está llegando una tro-
pa de animales. Cuando se acerca, se da cuenta que era la persona
a la que había prestado sus vacas. Venía a devolvérselas, y conjun-
tamente con ellas, la descendencia que habían generado durante
el tiempo transcurrido.
Esto fue toda una señal para Julio, quien siempre tuvo un espíritu
solidario con los demás y que en este caso recogió en un momento
crítico, lo que mucho tiempo antes había sembrado.
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