This is a SEO version of revista 146. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »22 AYER ESTUVIMOS
En el Paiva se hacían los cursos de esquila del Sul, después que orde-namos y arreglamos las instalacio-nes, en el año 2003 se retoman es-tos cursos. Al año siguiente el Plan Agropecuario organizó un curso de Trabajadores Rurales, del cual partici-pé como alumno. Este curso fue muy útil porque era a lo que se “apuntaba en el Paiva” y además me sirvió para actualizarme en el tema de pasturas y manejo del rodeo de cría. Después hice algunos cursos mas como el de Adiestramiento de perros con el SUL e Inseminación Artifcial en la Estancia Anchorena con el Plan.
Continué mi capacitación pero ahora en el área social, realicé el Curso de Educadores Domingo Sábio, y en este año el curso de Preeducadores que abarca temas de gestión, comunica-ción, empresarial, y salud.
Con el tiempo empecé a involucrar-me más con los gurises, a dedicarles más tiempo, a prestarles más aten-ción y comencé a participar en el con-sejo del Paiva, generalmente en asun-tos del campo.
En el área educativa del Paiva, ha-bía una proyección de integración, se estaba organizando un movimien-to juvenil donde se hacían jornadas en las que se convocaba a jóvenes y educadores de la Institución “para ver que quiere el joven, que se tiene que cambiar, o en que se tiene que estar más atento”. Es un intercambio donde los jóvenes plantean sus necesidades y los que estamos a cargo tomamos nota y tratamos de contemplar sus pedidos.
En el año 2006 se realizan nuevas obras con proyecto de la Unión Euro-pea. Se hizo el dormitorio nuevo que aloja a cincuenta muchachos. También se mejora la infraestructura para el personal.
El Paiva apoya la iniciativa de forma-ción de la Escuela Agraria en la UTU de Sarandí, y en el 2008 comenzamos a realizar las actividades prácticas. Es-toy en permanente contacto con el coordinador de la UTU y preparo las jornadas según lo que necesiten. Co-laboro en actividades puntuales como puede ser el descole de los corderos,
y otras tareas de campo. El funciona-miento con la UTU se está desarro-llando de la mejor manera pero debe-mos de seguir creciendo.
La UTU trajo más cambios y ajus-tes en la Institución, debido a que los muchachos tienen la posibilidad de continuar sus estudios y pueden per-manecer tres años más de los que ya estaban, o sea que en total serían seis años de internado.
En el Paiva ¿se reconoce tu trabajo?
Creo que sí, he tenido un excelente trato con todos los directores. José (Pérez), que es el director actual, me involucra cada vez mas en la directiva, no solo en las tareas de campo, sino que también empecé a tener mayor contacto con los gurises y a realizar evaluaciones periódicas. Comencé a dar las “Buenas Noches” una vez a la semana. “Las buenas noches es ha-blar con los muchachos para tratar de que entre nosotros no dejemos caer a ninguno, es una forma de comunicar mas de cerca, es una refexión de las actitudes que hemos tenido durante el día, se crea un ambiente de unión y paz, logras acercarte mas al mu-chacho”. El año pasado la comunidad salesiana me invita formalmente a integrar el grupo directivo de la Casa, esto me da confanza para seguir tra-bajando de esta manera, en el campo y con los gurises.
¿Cómo ves a los jóvenes de hoy?. ¿Es verdad que no quieren trabajar?
Hay algunos que no quieren traba-jar, pero la mayoría sí, pero creo que hay mucha protección hasta muy alta edad, salen con 18 años sin conoci-miento ni experiencia, se genera un ambiente que no le crea habito de trabajo, no sé si está bien o si está mal. “No le genera ambición de to-mar el gusto de las cosas que van logrando”.
“Ellos quieren trabajar, pero los te-nemos con todo al alcance de la mano y no les proporcionamos difcultades para fomentar la creatividad. El mer-cado laboral necesita gente capaci-tada que sepa resolver problemas y muchas veces no salen capacitados”.
¿Cómo colaboras con los jóvenes que hoy están en el Paiva?, ¿cómo son?, ¿qué diferencia hay con los jó-venes de tu época?
Trato de acompañarlos en su creci-miento, los escucho, me gano su con-fanza, también le doy importancia a las actitudes en el trabajo. El respeto por el trabajo propio y el de los demás, empezando por pequeñas cosas como la puntualidad. Sin embargo, tenemos que seguir avanzando, necesitamos mayor compromiso de los adultos, en sus casas, en los centros de enseñan-za, las instituciones, nosotros somos los que tenemos que predicar con el ejemplo. Acá tienen una oportunidad única, y ellos lo saben. Del Paiva salen con valores muy importantes como los valores de Don Bosco, de ser ciudada-nos honrados, con una forma de actuar que fomente el compañerismo. Me han llamado productores para pe-dirme jóvenes con el perfl del Paiva, porque saben que son respetuosos y escuchan; me comentan “no me pre-ocupa si saben mucho o poco porque eso se aprende”.
En relación a los jóvenes de antes y a los de ahora, hoy hay muchas cosas que se logran muy fáciles, “antes eran sueños que para que se hagan realidad había que laburar para conseguirlos”. Hoy no hay conciencia del valor de las cosas, todo está al alcance de la mano, los celulares, computadoras, cham-piones de marca, son muy fáciles de conseguir. Las cosas se consiguen con muy poco esfuerzo, eso hace que todo sea desechable.
Este testimonio de vida, intenso y profcuo desde la infancia, pretende ser un mensaje de esperanza para los jóvenes que viven, estudian y trabajan en el medio rural, sin importar la con-dición social. Así como “descubrimos” a John, sabemos que existen muchos más, esparcidos por nuestro territorio, que demuestran que con objetivos cla-ros, con mucho esfuerzo y determina-ción es posible labrar un futuro. Que los obstáculos e impedimentos, son solo pequeños retrasos en el largo y sinuo-so camino que signifca la vida y sirven para engrandecer y valorar los triunfos obtenidos.
This is a SEO version of revista 146. Click here to view full version
« Previous Page Table of Contents Next Page »