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54 RECURSOS NATURALES

sechado en seco. En situaciones en donde las chacras quedan con una nivelación y drenaje limitantes, y sin tiempo para realizar las prácticas ne-cesarias, es conveniente sembrar el primer año especies anuales como el raigrás, al voleo, para posterior-mente acondicionar la chacra duran-te el verano e instalar una pastura perenne en el siguiente otoño. Al haber pasado un año, las especies a sembrar pueden ser de vida corta y alto potencial como el Trébol rojo. La siembra aérea de pasturas es una práctica común en estos siste-mas, ya que permite realizar el tra-bajo de siembra en un corto período de tiempo, logrando capitalizar bien los benefcios que surgen del culti-vo anterior y también lograr mejores implantaciones dada la inmediatez con que se hace dicho trabajo (con buena humedad en el suelo). Si por alguna razón la siembra al voleo se atrasa y las condiciones de la chacra empiezan a ser algo desfavorables para la germinación, como ser falta de humedad o que no haya predic-ción de lluvias, es recomendable la

aplicación de un polvo secante en la semilla de las leguminosas (de preferencia carbonato de calcio); de esta manera el Rhizobium con el cual fue inoculada queda protegido de los rayos UV del sol. Es sabido que la utilización del polvo secante produce una disminución en el por-centaje de germinación de las semi-llas, pero estamos cubiertos en caso que se den condiciones adversas para la germinación, por ejemplo dé-fcit hídrico.

La inoculación de las semillas de leguminosas que queremos sembrar es imprescindible para la viabilidad de la pastura. Esta permite la fjación de nitrógeno atmosférico (fjación biológica de nitrógeno) por la aso-ciación simbiótica que se da entre Rhizobium y la leguminosa, lo que deja un saldo muy positivo de este nutriente luego de la fase pasturas, que será capitalizado en el próximo cultivo de la fase agrícola.

Si bien la siembra de una prade-ra convencional sobre rastrojo de arroz no lleva fertilizante en la im-plantación como se mencionó an-

teriormente, requiere fertilización fosfatada de mantenimiento durante la duración de la pastura. Esta prác-tica se justifca sobre todo si existe buena población de leguminosas y un buen potencial productivo. Debe ser realizada en el próximo otoño (marzo-abril) y la dosis recomendada para dicha fertilización es de 30 a 40 unidades de P2O5.

Para maximizar el benefcio de la fase pasturas, la elección de espe-cies a implantar, debe ser acorde al objetivo de producción, a la duración de la fase en el esquema de la rota-ción, y a la fecha y condiciones de nivelación de la chacra posterior a la cosecha del arroz. En caso de no ele-gir las especies correctas podemos ir en contra de la productividad de las mismas si implantamos especies de ciclo más largo que la duración de la fase pasturas; así como también utilizando especies bianuales en es-quemas donde la fase pasturas dura tres años o más, damos lugar al en-malezamiento del campo.

Para esquemas de rotación, donde la fase de pasturas dura dos años, es

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