La Fundación Rockefeller y la Biotecnología en las Plantas.
Parte 2
Dr. Gordon Conway
Universidad de Sussex
La modificación genética y la continuidad del sistema alimentario.
El último y quizás más importante de los riesgos que deseo examinar, es el efecto de los alimentos genéticamente modificados sobre una continuidad en la producción de alimentos. La preocupación más grande y simple del mundo en desarrollo, podría ser el que millones de granjeros pobres se van a volver dependientes de una docena, de empresas multinacionales, para continuar trabajando en el futuro. El mundo en desarrollo debe participar en el sistema alimentario no solamente como consumidor, sino como productor e innovador alcanzando en alguna medida los beneficios de los adelantos y producciones, como para mantener activo su crecimiento económico.
La causa más evidente de preocupación es la tecnología terminator que provoca esterilidad en la semilla. Se siente la tentación de explicar esto como una nueva expresión del viejo sentimiento anti-transacciones, o anti-corporaciones. Lo comparten la mayoría de los gobiernos de los países en desarrollo.
En muchos países en desarrollo los productores que tienen una economía de subsistencia, conservan sus semillas año tras año, y por eso el mercado para semilla comercial es limitado. La protección de semillas de variedad comercial corre por cuenta de la Unión Internacional para la Protección de Nuevas Variedades, que da una adecuada protección contra la piratería comercial con las variedades, dentro de muchos países europeos. Se lo considera como un sistema para protección de la propiedad intelectual en cultivos de cosecha, según "Aspectos sobre Derechos de Propiedad Intelectual Relacionados al Comercio de la Organización Mundial de Comercio". Como ventaja complementaria estimula que los investigadores obtengan mejoras concretamente dentro de las variedades protegidas. Debería ser de común aceptación en todo el mundo, tanto en los Estados Unidos como en los países en desarrollo.
¿Acaso creemos, que es de interés para una sociedad o compañía, que se garantice la propiedad intelectual para secuencias ADN demasiado cortas? La acumulación de registros de propiedad de capacidad de producción de cosechas, va generando aprensión en el público. La interrogante es qué viene después, en cuanto al poder de comercialización que genera esta concentración de patentes. La investigación con respecto al impacto económico que los cultivos genéticamente modificados (GM) aparejaría en los medios científicos, es que ésta debe ser aceptada y accesible en su impacto económico y social, para los granjeros más pobres. Debemos tratar de aplicar la investigación seguida, a la política de distribución de alimentos, para procurar predecir el impacto de los alimentos GM sobre los más carenciados. Donde los esquemas han sufrido cambios en la demanda y comercialización causados por la nueva tecnología, se debería comprometer su uso para ayudar a quienes están más comprometidos. Debemos abocarnos seriamente a participar en la lucha global por el bienestar de los más pobres y excluidos.
Las plantas transgénicas van a necesitar mucho trabajo en invernaderos y controles de campo, antes de ser distribuidas a los granjeros:
La Fundación Rockefeller ha invertido mucho en ayudar a los países en desarrollo a estar en condiciones en cuanto a reglamentaciones de bioseguridad e instalaciones imprescindibles para controles de ese tipo, pero no está agotada la lista. Pensemos que tanto el gobierno como la opinión pública de los países en vías de desarrollo, van a mostrarse mas receptivos con respecto a estas tecnologías si ven que sus propios científicos las comprenden bien, tienen capacitación para usarlas, y están disponibles los protocolos aprobados para minimizar todo riesgo. Si tanto Monsanto como otros integrantes de la industria, colaboraran en la financiación de la aprobación de instalaciones y protocolos de bioseguridad que sean efectivos, creo que tendríamos un buen trayecto hasta reducir de verdad los riesgos eventuales y propiciar la aceptación de esta tecnología.
Un modo diferente de conversar y llegar a acuerdos.
Estas tres áreas que nos preocupan y he delineado antes, son legítimas y no deben soslayarse -tanto en Africa, como en Asia y Latinoamérica-, utilizando argumentos tales como que aseguran la alimentación de gente carenciada, y ponemos cuidado en el medio ambiente. Mejor sería un tratamiento de igualdad en el diálogo. El reconocimiento de que se persiguen retribuciones a las inversiones, penetración en el mercado, crecimiento continuo y otros argumentos de índole comercial. Admitamos que no tenemos todas las respuestas, pero afirmemos las que sí tenemos y compartamos los datos enseguida, completa y honestamente, en cuanto los obtengamos.
Es momento para un nuevo relacionamiento sobre la base de honestidad, tapar las fisuras existentes, y generar conciencia de un futuro a compartir bastante incierto.
Creo que necesitamos con urgencia crear diálogo público global, que comprenda a todos en pie de igualdad, tanto a las compañías semilleristas, como a las asociaciones de consumidores, grupos de control medioambiental, científicos particulares u oficiales, con especial énfasis relacionado con las naciones en desarrollo. La finalidad será colocar nuevamente a la ciencia en el centro de la discusión de riesgos y beneficios.
Va a ser una marcha atrás lenta. El público en general se siente excluido de esta discusión y de este proceso. La naturaleza del debate que se sigue consiste en que lo que se ignoraba, o mas aún, se había suprimido, necesariamente se va a manifestar abiertamente. Muchos de los que se oponen a la biotecnología para las plantas tienen su agenda, y no se van a convencer aunque se presenten pruebas. Pero vamos a intentar convencer a una razonable mayoría. Se trata de beneficios de importancia, y de mayor importancia para los que a menudo no se pueden hacer oír: la gente común del mundo en desarrollo.
El punto de partida estaría con una nueva forma de discusión honesta, que comprenda a todos los interesados, y en especial a los países con menos recursos.
Conclusión.
Si debiera utilizar un lenguaje mercantil, diría que los clientes de la Fundación Rockefeller son los pobres y excluidos, que permanecen sin contacto con los beneficios de la globalización. Pienso que muchos de los descubrimientos de ustedes podrían ser importantes para nuestros clientes. Aunque parezca descortés, Monsanto necesita expresarse y actuar de diferente manera con respecto a esta tecnología, como parte de la solución a los problemas que se presentan con los más desfavorecidos y vulnerables de la humanidad.
Síntesis del informe presentado al directorio Monsanto
Junio de 1999, Washington DC
Traducción Instituto Plan Agropecuario