VIVIENDO CON LA VACA LOCA
Ing. Agr. Percival Bono
I)
Ya nos habíamos ocupado del problema en el pasado, cuando había surgido de manera imprevista, como una tormenta en un cielo azul, pero el fenómeno entonces estaba principalmente concentrado en Inglaterra. A pesar de que ya habían surgido algunos casos aislados en el Continente, se lo había considerado como un fenómeno inglés, debido principalmente a la negligencia de los servicios veterinarios (privatizados) a la incompetencia (algunos dicen inmoralidad) de los fabricantes de harinas y a la política del avestruz del Gobierno británico que conocía las causas y consecuencias de la enfermedad pero que hizo todo lo posible para ocultarlas. Y hasta cierto punto lo logró. No me consta que se modificaran eficazmente los procesos de esterilización de las harinas de origen animal, (la verdadera raíz del problema) ni que las carnes producidas en Inglaterra, cuya importación fue drásticamente prohibida durante unos meses por los países del Continente, no penetraran a través de un proceso de triangulación, utilizando comerciantes corruptos. 

Mientras tanto, en estos últimos años, hemos asistido en Europa a una verdadera batalla en la cual las técnicas de identificación de la presencia del Prion en las carcasas eran atacadas y defendidas por diferentes escuelas científicas, algunas de ellas apoyadas por los gobiernos de los respectivos países, sin que se llegaran a conclusiones límpidas que pudieran tranquilizar a los consumidores. Mientras tanto, el 24 de octubre, se determinó que en Francia se había llegado a 102 casos de animales enfermos de Encefalitis Bovina Espongiforme (BSE). España y Portugal presentaban asimismo un número significativo de casos. La consecuencia de esa situación se ha traducido en el cierre inmediato de las fronteras de ciertos países, principalmente Italia, Alemania. El villano ahora no es únicamente Inglaterra sino Francia, España, Portugal. A la vez, consciente de la necesidad de tranquilizar a los consumidores de su país, J. Chirac, Presidente de Francia, ha ordenado que las harinas de origen animal sean eliminadas de las raciones para todos los animales y sustituidas por otras de origen vegetal (principalmente soja), lo que presenta dificultades e implicaciones operativas y financieras enormes.

En realidad, Europa había considerado que el problema se había ido resolviendo poco a poco y con cierta discreción hasta que Suiza echó todo a perder. Desde 1998 ese país había realizado controles profundos sobre su ganado y al año siguiente señaló a la Unión Europea que había detectado casos de la enfermedad de la vaca loca en su propio territorio que nunca hubieran sido identificados siguiendo los procedimientos utilizados por la UE. Los 50 expertos encargados de evaluar la validez de la técnica suiza no han podido menos que confirmar su eficacia y desde este momento hay que aceptar el hecho de que ningún país está a salvo de la EBE. Esa es la situación que estamos viviendo hoy.

Resumiendo, si bien los primeros responsables de esta crisis fueron los británicos (que terminaron por aceptar públicamente su negligencia e incompetencia) los pasos falsos que siguieron son todos de origen europeo. Se ha llegado a la conclusión de que la Unión Europea en su conjunto y cada uno de sus miembros por separado, son culpables de haber descuidado la importancia de la situación. Los países de la Unión son particularmente responsables de haber tomado medidas en forma tardía y cuando ello ocurrió no fueron capaces de controlar su aplicación.

II)
No hay duda de que la crisis de la vaca loca en Europa ha provocado un impacto muy importante en la opinión pública de todos los países de la Unión Europea y ha compartido la primera página de los diarios con las elecciones presidenciales americanas. La impresión que a uno le queda es la de estar viviendo en un mar de contradicciones, de bases científicas débiles, periódicamente cuestionables, de decisiones administrativas basadas en el oportunismo político del momento, de un mercado en parte en las manos de importadores corruptos y carniceros astutos. No puede decirse que la población no haya sido debidamente informada, ya que los diarios y la televisión han difundido los criterios que deben seguirse al adquirir carne, pero en este momento la histeria y la duda son de tal magnitud que el resultado ha sido carnicerías vacías, importantes stock de carnes sin vender y consumidores desorientados e inquietos. Las informaciones más recientes indican que la disminución del consumo alcanza en algunos casos el 50%. Pero es importante subrayar el hecho de que cuando un pedazo de carne tiene un cartelito que dice "novillo criado y engordado en Italia", la gente compra y paga el doble, sin pestañear. 

El consumidor italiano ha decidido, basándose en las informaciones disponibles, que la única carne que está dispuesto a comprar es la italiana, porque en este país no se ha registrado un sólo caso de Encefalitis. Pero Italia importa el 50% de sus necesidades del exterior y naturalmente buena parte de la llamada carne italiana proviene de Dinamarca, Holanda, y hasta ahora, de Francia, una fuente de aprovisionamiento que se ha cerrado en estos días. Los ganaderos italianos se han instalado en los puestos fronterizos y bloquean los camiones extranjeros que la policía obliga a dar media vuelta y a regresar a su país de origen. 

Los medios de información, han sido en parte responsables por la histeria que actualmente cunde por toda Europa, pero el lado positivo de su aporte es que algunas publicaciones han ayudado a establecer la diferencia entre los dos aspectos de la misma enfermedad: 

  • La enfermedad de Creutsfeldt-Jacob esporádica (C-J) y 
  • b) la variante derivada de la vaca loca. 
La similitud es que ambas tienen un período de incubación largo y ansintomático. Ambas atacan el sistema nervioso central, tienen una evolución rápida, la autopsia muestra una serie de lesiones típicas en el cerebro y es a través del tejido cerebral que se transmite la enfermedad. 

La diferencia de la variante de la vaca loca con la C-J esporádica es que las formas de contagio de la C-J son desconocidas, la enfermedad queda confinada en el cerebro y ataca a personas de 50 a 75 años. La variante de la vaca loca es que se sabe que el contagio se realiza a través de carnes infectadas, la forma de difusión se hace por medio del sistema linfático a través del cual ataca al cerebro y que las víctimas son sobre todo personas jóvenes. 

III)

Cuando los amigos del Río de la Plata me preguntan que sucederá con la evolución de la crisis y que posibilidades comerciales existirían para nuestros países. En una palabra, ¿podría elaborarse una hipotesis de sustitución en la UE de algunas carnes "sospechosas" por nuestras carnes tradicionalmente libres de la enfermedad de la vaca loca? Pienso que pocas personas pueden responder a esa pregunta y personalmente soy muy escéptico sobre la viabilidad de esa hipotesis. Hay tres razones detrás de ese escepticismo. 

La primera es que en Europa vivimos un momento de retracción del consumo y esa situación no se va a modificar con la presencia de carnes provenientes del Río de la Plata. Los consumidores, desorientados y confusos prefieren volcarse hacia la carne avícola, porcina, ovina…o italiana. Por otra parte, la carne de primera calidad proveniente del Río de la Plata, importada por via aerea, llega a un precio muy elevado y se vende por lo general al cuerpo diplomático o en supermercados muy selectos. 

La segunda razón es que la preferencia del consumidor europeo no es homogenea, así los italianos prefieren el animal muy joven y tierno mientras que el francés o el alemán favorecen una carne más madura, pero el denominador común es la exigencia por una carne de muy buena calidad, como el corte Hilton. Las cuotas de Hilton, establecidas hasta ahora parecen por el momento ser inamovibles y esa situación no creo que pueda modificarse en plazos relativamente cortos. 

La tercera razón es que los productores de carne bovina europea no admitirán nunca esa eventual "sustitución". Son sumamente militantes y bien organizados, además de tener una fuerte capacidad de lobbing. A eso se debe agregar el hecho de que su situación económica se ha vuelto muy difícil por el aumento de costos que no ha sido compensado por un aumento de precios.

Para concluir podemos decir que en el curso de los últimos 50-60 años, Europa ha pasado por tres etapas. La primera, durante la guerra y en los años inmediatos que siguieron, cuando se trataba de tener suficiente comida. La gente recuerda todavía los años de las penosas restricciones alimentarias. La segunda etapa se caracterizó por la búsqueda de una mayor calidad de la comida, una vez que el problema de la disponibilidad de la misma se había ido resolviendo. La tercera etapa, la actual, es la necesidad cada vez más evidente y sentida con mayor profundidad de obtener una comida segura y sana. Estoy seguro de que el caos y la inseguridad provocados por la enfermedad de la vaca loca, la presencia de dioxina en las carcasas de los cerdos y la forma irresponsable como han sido encaradas esas "crisis periódicas" no se olvidarán rápidamente. La obtención del tercer objetivo no parece ser para mañana.