Problemas del agro, problemas
de todos
Ing.Agr. Fernando Ravaglia
Consultor privado en organización
y capacitación agropecuaria
Coordinador Regional de AACREA
Es muy frecuente ver como se divide
a los problemas como del "sector agropecuario" y de "la ciudad", pero la
realidad nos muestra que hoy los problemas padecidos por cada sector son
"nuestros", de todos.
Analicemos ciertos hechos:
Es sabido que siempre hubo un divorcio
entre los problemas de la comunidad urbana y la comunidad rural, cada sector
veía los problemas del otro como totalmente ajenos y la reacción
frente a los mismos era - o aún lo es - de indiferencia, después
de todo, cada uno tiene mucho que hacer para encarar su propia subsistencia
.
Es también reconocido y aceptado
que el sector agropecuario pasa por una seria crisis de carácter
mundial que determina la salida de muchas empresas y personas vinculadas
a la actividad agropecuaria.
Es cierto y lamentable que en general,
las condiciones de vida en las zonas rurales de muchas provincias pobres,
son peores que las que uno puede encontrar en las villas de emergencia
del Gran Buenos Aires, la falta de servicios sanitarios, escuelas, comunicaciones,
caminos, pero sobre todo la falta de oportunidades de trabajo y desarrollo,
llevan a que la gente emigre a las ciudades buscando mejores condiciones
de vida.
Veamos algunas de las consecuencias:
Pauperización y pérdida
de fuentes de trabajo en los pueblos del interior del país.
Se habla de la desaparición
de un cierto número de empresas agropecuarias como si fueran sólo
eso, 200 ó 300.000 empresas menos, pero... ¿se tiene en cuenta
el efecto multiplicador que tienen esas empresas ? Con excepción
de las zonas industrializadas o vinculadas al turismo, los procesos económicos
en el interior del país dependen de la generación de fondos
de la actividad agropecuaria, despensas, ferreterías, almacenes
de ramos generales, negocios y servicios de todo tipo que generan un comercio
que ocupa y da de vivir a muchas personas y que mantiene vivos a muchos
pueblos y ciudades menores del interior del país.
Esto cambia entonces el matíz
del problema, esas 200 ó 300.000 empresas menos significan la pérdida
de sustento para un número mucho mayor de personas.
Emigración y hacinamiento
en los grandes centros poblados del país.
Las grandes ciudades atraen a gente
que busca mejorar sus condiciones de vida. Buenos Aires, Rosario, Córdoba,
Rafaela son ejemplos en los que se ve a diario como crecen las villas de
emergencia, las casas y terrenos invadidos, gente viviendo en condiciones
de hacinamiento y promiscuidad. Las ciudades los atrajeron como las sirenas
con su canto, ilusionándolos con algo que no les pueden dar, trabajo
y oportunidades.
Aumento de problemas sociales
Las consecuencias de este cúmulo
de gente deseperada por la falta de trabajo las vemos todos los días,
aumento de robos, mendicidad, chicos de la calle, prostitución,
inseguridad y temor en la gente de la ciudad.
Muchos de los pobres de las ciudades
hoy , eran campesinos o empleados rurales ayer.
Vemos así como este problema
empezó en el campo y terminó en la ciudad.
Imaginemos algunas soluciones
posibles :
Atacar las causas del problema,
no sus consecuencias.
¿Cuántos recursos
gasta el gobierno con gran preocupación para paliar los problemas
habitacionales y sanitarios de las ciudades que crecen? ¿Qué
pasaría si una parte de esos mismos fondos se destinaran a las mismas
obras pero en las localidades del interior del país a la par del
desarrollo de complejos agroindustriales que captaran mano de obra y aumentaran
el valor de los productos regionales?
El campo necesita gente capacitada.
Aunque parezca paradójico
las empresas agropecuarias que avanzan necesitan y no consiguen empleados
capacitados y responsables. La educación es un factor elemental.
Sin educación y capacitación no hay trabajo, ni en la ciudad
ni en el campo. ¿Habrá que buscar personal rural entre los
frustrados solicitantes de trabajo de las zonas industriales?
El campo puede generar empleos.
Permanentemente se escucha el mensaje
de aumentar el valor de los productos primarios, de las oportunidades para
el desarrollo de cultivos y producciones animales intensivas. Este tipo
de proyectos agroindustriales, frutícolas , hortícolas, etc.
tienen la particularidad de emplear mucha más mano de obra que las
actividades tradicionales y pueden ser fuente de empleos si van de la mano
de los programas de capacitación específicos.
Compensar bajos sueldos con una
mayor calidad de vida.
El campo de hoy no puede pagar sueldos
mayores, pero puede ofrecer a los empleados cosas que la ciudad no puede
ofrecer. Ofrezcamos a nuestros empleados educación para ellos y
sus hijos, casas dignas, buenas condiciones sanitarias, alimentos producidos
en los mismos campos y la posibilidad de estar junto a sus hijos. La calidad
de vida también vale y este tipo de beneficios complementarios del
sueldo se pueden llevar adelante por parte de los productores que se organicen
para ello sin un costo tan alto.
Muchos verán estos planteos
como utópicos o idealistas, otros dirán que no se pueden
revertir las grandes tendencias mundiales, sin embargo, frente a la resignación
y el pesimismo respecto a la situación actual tenemos el desafío
de seguir trabajando con optimismo y creatividad para cambiar lo aparentemente
irreversible.
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