Ing. Agr. Fernando
Ravaglia Síntesis de la charla presentada en la Expo Prado 1999 Tener que enfrentar situaciones críticas no es algo agradable, pero si no hay más remedio que pasar por estas situaciones tratemos de hacerlo aprendiendo todo lo posible y pensando que lo que aprendemos hoy es lo que nos ayudará a sobrellevar con éxito las crisis del futuro. Veamos en estas 10 premisas algunas de las cosas que podemos hacer para mejorar las chances de supervivencia de nuestras empresas, y hagámoslo desde la óptica de la fuerza y el ánimo optimista implícitos en la juventud.
1. Diferenciar los problemas y preocupaciones que está a nuestro
alcance resolver de
Como siempre digo, nuestra capacidad de influir sobre el precio de la leche es del 0%, pero podemos influir en el 90% sobre nuestros costos de producción. No perdamos entonces la atención sobre este punto. Vayámonos preguntando: ¿Cuáles son las cosas en las cuales concentro mi atención y mi capacidad de trabajo? 2. Conocer a fondo la situación de partida de nuestras empresas. No podemos mejorar si no sabemos donde
estamos parados, ¿y qué implica saber donde estamos
parados? Implica conocer con detalle nuestros costos de producción,
costo de vida y ritmo y nivel de endeudamiento. ¿Por qué?
Porque son habitualmente los temas que nos tienen sin dormir cuando
la situación se pone complicada. 3. Definir metas claras y prácticas. No me canso de hacer esta pregunta: ¿Qué queremos, empresas que ganen mucho dinero o que produzcan mucha leche?, y alguno seguramente estará pensando ¿por qué, no hablamos de lo mismo? Definitivamente no es lo mismo, y de hecho vemos a diario sistemas productivos que cuanto más invierten en tecnologías inadecuadas, más dinero pierden. La meta que hoy debería tener una empresa lechera que apunte a ser rentable y competir a nivel mundial es tener un sistema productivo diseñado para producir leche de calidad con un costo total entre gastos directos e indirectos , de 12 centavos por litro. Ustedes pensarán que esto es imposible pero no es así, de hecho la buena tecnología debería servir y sirve justamente para esto, para llevar los costos de producción a niveles de competencia internacional y asegurar la permanencia en mercados de alto poder adquisitivo. 4. Definir estrategias posibles para cumplir las metas. Las estrategias tienen que ver con los diferentes caminos por los cuales puedo llegar a cumplir con mis metas empresarias. Aquí las preguntas que podemos hacernos son infinitas, ¿Qué tipo de tecnología usaré?, ¿Siembra directa, labranza convencional o mínima labranza?, ¿Tambo con sistema Americano o Neozelandés?, ¿No será mejor tambo sistema Argentino?, ¿Aumento o bajo la carga?, ¿Silo de maíz o silo de sorgo?, ¿Planta entera o grano húmedo?, ¿Maíces tradicionales o transgénicos?, ¿Alfalfa con o sin latencia?, ¿O latencia intermedia?, ¿Importada o nacional?, ¿Control de gestión o pura intuición?, ¿Registros a mano o con computadora?, ¿Qué programa usar?, ¿A quién le venderé mi producción?, ¿Será seguro?, ¿Cobraré?, ¿Año de Niño o año de Niña?, ¿Cómo me prevengo en cada caso?, ¿Riego o secano?, ¿Me endeudo?, ¿Podré salir si me endeudo?, ¿Tomamos mate o jugamos al doctor?, Yerba no tenemos... Más allá del tema de la yerba, que por suerte todavía se consigue, lo que tenemos que entender es que no cualquier cosa por simple hecho de llamarse tecnología, puede resultarnos de utilidad para cumplir con nuestros objetivos empresarios, con lo cual, antes de tomar decisiones que nos puedan hacer equivocarnos en este punto, es bueno evaluar a fondo las opciones que nos ofrecen. 5. Elegir las estrategias y la tecnología más adecuada para nuestra situación. Cuando seleccionen tecnología no lo hagan sobre la base de promesas de altos rendimientos productivos o de soluciones mágicas a problemas complejos, háganlo sobre la base de los siguientes criterios, pregúntense y analicen, la tecnología que voy a incorporar: ¿Agrega valor a mis productos o servicios?, ¿Baja mis costos de producción?, ¿Aumenta la calidad de mis productos o servicios?, ¿Aumenta la seguridad de los procesos de trabajo en la empresa?, ¿Es rentable, ganaré más dinero?, ¿Es mágica o exige esfuerzo?, ¿Resuelve un problema específico?, ¿Cuál?, ¿Remueve factores limitantes?, ¿Es simple y viable o solamente me voy a complicar la vida inútilmente?, ¿Se adapta a los recursos de mi empresa?, y recién cuando estén seguros de que cumpla con algunas de estas características, incorporen dicha tecnología. 6. Asegurar el "combustible" para el recorrido previsto. En este caso obviamente nos referimos
al dinero necesario para poder cumplir con nuestro plan de producción
y para cubrir nuestras necesidades básicas –las que definimos
y cuantificamos en el punto número 2-. Una vez que esos números
se conocen, se deben presupuestar los gastos básicos
para los próximos tres o seis meses, de modo tal que se puedan
anticipar las necesidades de dinero y los posibles faltantes.
7. Preparar y predisponer
al equipo de trabajo. 8. Preparar y predisponer a nuestros familiares. En estos dos puntos se trata de tener en cuenta que para evitar discusiones y malos entendidos, así como para maximizar la colaboración de todas las personas vinculadas al manejo de la empresa, lo mejor que podemos hacer es informar a todos de las dificultades que se están enfrentando y que se prevén a futuro a todo nivel, productivo, económico, etcétera, no haciendo la cosa más grave de lo que es, pero tampoco simplificándola para que nadie se asuste. Todos, familiares y empleados, deben conocer cabalmente qué tanto esfuerzo y compromiso se espera de ellos, y cuánto dinero pueden esperar percibir a partir de la empresa hasta que pase el mal momento. 9. Prepararse para aprender todo lo posible a partir de la situación crítica. Como decía al inicio de estos párrafos, si no hay más remedio que pasar por el mal momento, al menos intentemos aprender todo aquello que esté a nuestro alcance para no repetir errores en el futuro. Piensen por un momento en esto: lo único que le permitió al ser humano sobrevivir con el paso del tiempo fue su capacidad de aprender a partir de las malas y las buenas experiencias que iba viviendo. El que repite errores muy a menudo desaparece. El que aprende con rapidez, se adapta mejor a las nuevas condiciones de vida, y si le enseña a sus descendientes las cosas con las que deben tener cuidado, asegura la supervivencia de su estirpe. Cuando uno analiza que año por medio estamos sufriendo crisis por la caída del precio de la leche, o la carne, o los granos, y estas crisis se repiten hasta el cansancio, uno se pregunta si realmente estaremos aprendiendo algo de cada una de estas situaciones, o por el contrario seguiremos padeciendo hasta que no queden más productores. 10. La actitud es un punto clave de todo el proceso. Piensen y actúen positivamente. ¿Cómo creen que le irá a cada uno de los equipos que manifieste estas dos actitudes tan diferentes? No hace falta pensar mucho. Nuestros pensamientos a medida que
se repiten se van reforzando como actitudes. Nuestras actitudes se
reflejan luego en nuestros actos, es decir, cómo pensamos determina
cómo actuamos, y cómo actuamos determina como otros
actúan hacia nosotros. Nadie tiene asegurado el éxito. Todos podemos terminar fundidos. Pero lo peor que nos puede pasar es fundirnos a sabiendas de que no hicimos todo el esfuerzo que estaba a nuestro alcance hacer para ganar. Salgamos entonces a pelear "El buen combate", a poner toda nuestra capacidad, toda nuestra inteligencia y todo nuestro esfuerzo para ganar esta lucha por la supervivencia y las que vendrán luego es esta. Es nuestra única garantía de poder seguir adelante.
|