La Economía de Costos y Competitividad*



Primero fueron algunos países de Asia, luego Rusia y luego Brasil. Después de mucho tiempo de artificial bonanza, la burbuja financiera finalmente explotó, provocando un colosal desbarajuste y dejando el tendal de heridos y maltrechos entre ahorristas, inversores y especuladores. El productor que no se dejó tentar por los fuegos artificiales de la especulación financiera, debe sentir cierta satisfacción al pensar que finalmente prevalece lo que finalmente para él tiene valor: la tierra, las vacas y los granos, en lugar de los "papeles pintados".

Más allá de las causas y las consecuencias de esta crisis, el empresario agropecuario debe plantearse para el año que comienza la adopción de algunas medidas que pueden ser precautorias o correctivas, según la situación de cada empresa en particular.

Manos a la obra

A grandes rasgos, entiendo necesario proponer las siguientes consideraciones para la reflexión y la toma de decisiones:

  • Revalúe cuidadosamente la situación de su flujo de fondos esperado a la luz de los niveles de intereses y precios vigentes.
Es evidente que la repercusión más inmediata de este tipo de crisis es la reducción de las disponibilidades financieras, de la oferta de crédito y el aumento de los intereses. Como es sabido en primera instancia los bancos toman esta medida para proteger su solvencia. Para quien está endeudado, es aconsejable en el corto plazo negociar con el banco, antes de dejar de pagar. Tenga muy en cuenta que si usted deja de pagar, entra en "mora", que es una muy mala palabra para los accionistas del banco y especialmente para los inspectores del Banco Central.

Todo el análisis debe reformularse asumiendo que muy difícilmente se volverá a corto plazo a los niveles de precios y tasas de interés anteriores a la crisis. Luego converse con el gerente del banco para explicarle de qué manera y en qué plazos podría usted pagar en razón del brusco cambio operado en las reglas del juego.

Aunque algunos bancos toman medidas restrictivas sin considerar la situación de sus clientes, finalmente debiera prevalecer la cordura y llegar a un acuerdo conveniente para ambas partes. En caso de que usted estuviera pensando en financiar una nueva inversión, conviene esperar que aclare el panorama, aún cuando parezca que lo peor de la tormenta haya pasado. Mientras tanto revalúe nuevamente su proyecto y su flujo de fondos a la luz de la posible situación futura que usted imagine

  •  Baje costos, baje costos, baje costos! A esta altura del proceso de globalización esta idea parece antigua. No lo crea. Su vigencia debiera ser permanente en la actitud y el la práctica, incluso con independencia de las crisis financieras. Por más que esté intimamente satisfecho por los esfuerzos ya realizados en la etapa del "ajuste" y por los resultados logrados, nunca abandone esta idea.
Voy a reproducir, lo más textualmente posible, parte de una conferencia del Dr. Roberto Rodrígues, que es el presidente de la Alianza Cooperativa Internacional, organización que agrupa a los cooperativistas a nivel mundial.

El Dr. Rodrígues es productor ganadero y de caña de azúcar, brasileño y viejo conocedor de la inflación, las devaluaciones, la ruptura de la cadena de pagos, etc. Dijo el disertante: …"no tengan dudas que los problemas que tenemos en la Argentina, o en Brasil, o en Canadá, son los mismos que existen en Japón, Alemania, Inglaterra, Italia o Africa. Así que no tengan miedo, hay que reducir costos. Lo digo a mis amigos cooperativistas de Brasil todos los días y ellos me contestan: ¡ya lo reduje todo, no tengo posiblidad de cortar más! ¡Mentira!, hay que bajar más.

Si tenemos una toalla húmeda y la retorcemos hasta que toda la humedad se vaya, ¿pensamos que el trabajo está terminado? ¡No! Pruebe a colocar un punta bajo el pie y dele otra retorcida. Habrá una última gota. Eso es justamente la economía de costos que nos hará competitivos."

Detrás de esta pintoresca descripción, subyace el siguiente concepto: fijemos nuestros costos al nivel del valle de precios que mencionamos anteriormente, es decir, el de los años malos, y pensemos que en el largo plazo la tendencia del promedio de los precios de los años buenos y los malos, será descendente. Los períodos de bonanza nos permitirán "aflojar" un poco más la rienda, pero de tal manera de poder ajustarla rápidamente cuando sea necesario.

Como usted sabe, esto significa "pelear a muerte" y sistemáticamente los precios de los insumos, de los contratistas, de los servicios, de los productos que se venden: discutir la calidad de los servicios con la compañía telefónica, con la eléctrica, con la municipalidad. Implica, en otros términos, tratar de transferir a la contraparte con la cual negociamos, la necesidad de que ellos también "refuerzen la toalla".

  • Plantee un sistema de producción flexible, que le permita acomodarlo a la variación de las relaciones de precios. Ya es evidente que los "gurúes" que predicen la evolución económica, salvo poquísimas excepciones, se equivocan regular, científica y muy costosamente. Las grandes corporaciones que han montado onerosos equipos de expertos para la preparación de proyecciones futuras han comenzado a comprender que mejor que intentar adivinar el futuro, es organizar un sistema de producción suficientemente flexible como para adaptarse a la realidad, cualquiera que esta sea en el futuro. En términos de la empresa agropecuaria y en el corto plazo, esto significa manejar el nivel de los gastos variables o directos de cada actividad de acuerdo con las relaciones de precios entre los insumos y los productos. En caso que estos se deterioren (por ejemplo la relación entre el precio del maíz o el trigo y el fertilizante, o la ración, la leche y la carne) se acomoda su empleo al nivel que los márgenes calculado lo aconsejen, para lo cual debe disponerse de alternativas técnicas, conocidas y bien estudiadas.
Para el mediano plazo, debemos plantear una estructura mínima de muy bajos costos fijos. En este aspecto hay que tener especial cuidado en separar prolijamente los gastos reales de la empresa, de los de la familia.

Las rápidas y a menudo abruptas variaciones de precios en la evolución de los mercados y de la tecnología, exigen suma agilidad y adaptación al cambio por parte del productor empresario. Sabemos que es más fácil proponer que implementar estas ideas. También sabemos que no se logra en un día. Por eso mismo, empecemos ahora a repensar la situación de la empresa.


Aceptar la realidad

En mi concepto, muchas personas no advierten todavía que estamos inmersos en un sistema netamente capitalista y de mercado. Por lo tanto, hay que considerar que en este sistema gran parte del financiamiento del sector privado y del Estado es efectuado a través del mercado financiero y de las bolsas de valores, donde los gobiernos y las empresas emiten papeles de deuda a los cuales el mercado les adjudica cierto valor, y que son comparados por los ahorristas e inversores con la expectativa de obtener una determinada rentabilidad para el capital invertido. En consecuencia, difícilmente se puede esperar que estos mecanismos cambien o se regulen más allá de determinadas pautas básicas.

Otro aspecto importantísimo que hay que aceptar es que la esencia del capitalismo, su razón de ser y la clave de su éxito, es la baja de todos los precios en el largo plazo, incluidos por supuesto los agropecuarios. ¿Por qué? Porque al bajar los precios aumenta el consumo, esto impulsa mayor volumen de producción, lo que a su vez disminuye y permite bajar los precios, y así sucesivamente.

Por último, el otro concepto fundamental a tener en cuenta, es que en la economía capitalista, los precios en general y muy particularmente los agropecuarios, tiene fuertes fluctuaciones, es decir, picos y valles en una curva imaginaria a través de los años. Pensemos como ejemplo, en la evolución de los precios de los granos y de la hacienda en los últimos años.

Es probable que este capitalismo sea más o menos "salvaje", según los gobiernos de turno y los acuerdos que logren concretarse a nivel internacional, pero lo cierto es que por muchos años debería considerarse este tipo de crisis financiera y la evolución de los precios señalada como parte del sistema económico vigente.

En consecuencia, pensemos en tomar medidas necesarias para que nuestras empresas se desarrollen en este contexto, incluídas crisis financieras como las que estamos viviendo.

 

* Tomado de la Revista argentina "Chacra" Nº 819, Febrero 1999