Revista del Plan Agropecuario N° 155 - page 45

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el Muermo se puede presentar bajo
una forma crónica asintomática, donde
el animal enfermo no muestre signos
clínicos claros de la enfermedad, pero
obviamente que puede estar transmi-
tiendo la afección.
¿Cómo se transmite?
Hoy día, un microorganismo, en
cuarenta y ocho horas puede dar la
vuelta al mundo. Considerando que
se han diagnosticado casos en Rio
Grande del Sur, a muy poca distancia
de la frontera, se puede afirmar que
el riesgo de trasmisión a nuestro país
es muy alto. Agrava esta situación, la
cantidad de kilómetros de frontera
seca que tenemos con Brasil, la dife-
rencia cambiaria que hace muy atrac-
tivo adquirir caballos en el vecino País
y la nutrida actividad hípica, a todo lo
largo de la frontera. La manera más
eficaz para evitar la introducción a
nuestro territorio, es informando a
las personas sobre el riesgo para la
salud humana y animal y las enormes
pérdidas que ocasionaría al país, el
diagnóstico de animales positivos en
nuestro territorio; a efectos de que
en base a ese conocimiento minimi-
cen las posibilidades y extremen las
medidas para evitar el contagio.
El Muermo se puede transmitir de
dos formas diferentes: una forma di-
recta y una forma indirecta. En ambas
la fuente o material infectante son las
secreciones eliminada por los anima-
les enfermos. La primera de ellas se
realiza por el contacto directo con
los animales enfermos. Esto puede
suceder por imprudencia o descono-
cimiento del humano que maneja el
animal enfermo o por ser inadvertida
la presencia de ese enfermo, porque
está aún incubando la enfermedad y
no presenta síntomas o por estar ma-
nipulando un animal que presenta la
forma crónica asintomática. La forma
indirecta de transmisión se realiza a
través de vectores inanimados, como
es el caso de alimentos (pasturas o
agua) vehículos, cepillos, arneses,
frenos, desechos, basura contami-
nada con la bacteria presente en los
corrimientos eliminados por los ani-
males enfermos.
¿Cómo se presenta en los caba-
llos?
Otra de las particularidades de esta
enfermedad, es que tiene diferentes
formas de presentación. En los equi-
nos, se han descrito cinco formas dife-
rentes: nasal, respiratoria, cutánea, sis-
témica y crónica. Las diferentes formas
de presentación pueden ser exclusivas
o presentarse conjuntamente, en un
mismo animal.
Forma nasal
Se manifiesta por un abundante corri-
miento nasal, de pus espeso, amarillo
verdoso, muy maloliente, con estrías de
sangre que generalmente es eliminado
por un ollar, pero puede ser eliminado
por los dos ollares simultáneamente.
Se presentan frecuentemente nódulos
y úlceras en el tabique internasal (que
pueden llegar a perforarlo) y en el borde
de los ollares. Estas úlceras dejan cica-
trices estriadas, estrelladas, irradiadas,
angulosas, irregulares, muy particula-
res.También la forma nasal puede estar
acompañada de edema ocular, fotosen-
sibilización, lagrimeo y supuración.
Forma respiratoria
La forma respiratoria es consecuti-
va a la formación en los pulmones, de
nódulos pequeños, con núcleos de
pus caseoso o calcificado, rodeados de
zona inflamatoria. Al desintegrarse los
nódulos descargan su contenido en los
bronquiolos, difundiendo así la infección
a las vías respiratorias altas. El animal
presenta fiebre alta (42ºC.), debilidad
progresiva, disnea (dificultad para respi-
rar), tos, diarrea y poliuria.
Forma sistémica
Frecuentemente, como complicación
de la infección pulmonar, el proceso
difunde por la circulación linfática a di-
versos órganos internos, dando lugar a
una septicemia que conduce al animal
rápidamente a la muerte.
Forma cutánea
Esta forma de presentación se ca-
racteriza por una adenitis, es decir por
una gran inflamación de los ganglios
linfáticos subcutáneos, que se aprecian
notoriamente aumentados de tamaño,
edematizados e infartados. Los vasos
linfáticos sobre los que se ubican los
ganglios, también se aprecian engro-
sados, duros y nodulosos. Una caracte-
rística de vasos linfáticos y ganglios, es
que están adheridos a la piel y no se les
puede desplazar como ocurre normal-
mente. Los ganglios se abcedan, es de-
cir se forma en su interior un absceso,
que tiene la particularidad de ser indo-
loro. Cuando ese absceso “madura”, se
aboca al exterior y drena un pus espeso,
grumoso, gris amarillento, sanguinolen-
to y maloliente. Una vez que se evacúa
el pus, se forman en el lugar ulceras
profundas, de bordes anfractuosos y
fondo desigual que dan lugar a cicatri-
ces estrelladas características.
Forma crónica
Esta forma de presentación, (más
común en caballos que en asnos y
mulas), se dice que puede cursar en
forma asintomática. En realidad pue-
de ser asintomática para Muermo,
pero el animal si presenta síntomas.
Puede presentar fiebre intermitente,
anorexia (falta de apetito), que puede
llevar a caquexia y emaciación (adel-
gazamiento extremo) y consecuen-
temente astenia, que es una debili-
dad psíquica y física. También puede
presentar tos persistente y dificultad
respiratoria, edema en la parte distal
de los miembros, que puede genera-
lizarse conformando una anasarca.
¿Cómo se presenta en humanos?
La presentación en humanos pue-
de ser cutánea localizada, pulmonar,
generalizada o crónica supurativa de
la piel. Puede incluir neumonía; ne-
crosis de piel y mucosas, un cuadro
linfoide (agudo o crónico) con nódu-
los diseminados. Los síntomas ge-
nerales pueden incluir fiebre, dolores
musculares, dolor de pecho, neumo-
nía, disnea, cefalea, rigidez muscular,
diarrea. A nivel ocular puede darse
abundante lagrimeo y fotofobia. Pue-
de ocurrir una infección sistémica y
septicemia.
Diagnóstico
El diagnóstico de Muermo tam-
bién es complejo. Si bien existe un
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