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Introducción |
Aspectos
generales sobre la lactancia y el período seco |
Período
seco |
Reservas
corporales y producción de leche |
Estado
corporal |
Efecto
del estado corporal y de la alimentación post-parto
sobre indicadores productivos |
Eficiencia
de utilización del alimento para producción
de leche |
Requerimientos
de la vaca en el período seco |
Nutrición
mineral en el período seco (calcio y fósforo) |
Resumen
y Conclusiones |
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Introducción |
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Una alimentación inadecuada de la vaca seca tiene efectos negativos
sobre el animal que pueden provocar, desde una producción de
leche inferior a la que podría alcanzar, de acuerdo a su potencial
genético y nivel de nutrición post-parto, hasta desarreglos
metabólicos que ocasionen su muerte. De allí la importancia
de racionalizar la alimentación de la vaca durante período
seco y mejorar la eficiencia de utilización del forraje disponible
para producción de leche.
Aspectos
generales sobre la lactancia y el período seco |
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Los nutrientes consumidos por los animales lecheros se destinan a las
funciones que se describen según el siguiente orden de prioridades:
1) Mantenimiento
2) Gestación
3) Crecimiento (vaquillonas)
4) Lactación
5) Recuperar estado corporal
6) Reproducción
Es importante recordar las curvas típicas de producción
de leche, de consumo y de balance de energía para vacas lecheras
bien alimentadas durante la lactancia, las que se observan en la Fig.
Nº 1.
Figura 1. Producción
de leche, consumo de energía neta y balance de energía
en vacas de alta producción alimentadas adecuadamente. Bauman,
1980. LCG - Leche corregida por grasa

En estas condiciones el pico de máxima producción se
alcanza entre los 35 y 50 días posteriores al parto, mientras
que el consumo que se encuentra deprimido aumenta progresivamente hasta
alcanzar el nivel más alto entre los 56 y 252 días de
lactancia.
El momento en que se logra el máximo consumo varía con
la calidad del alimento; cuanto mayor es la calidad del alimento, antes
se logra el consumo máximo.
Como resultado de este desajuste entre las curvas de producción
y consumo, la vaca debe movilizar reservas corporales para satisfacer
los requerimientos para producción de leche.
Esto determina que el balance de energía sea negativo, es decir,
que la diferencia entre energía consumida en el alimento y energía
utilizada para mantenimiento y producción de leche es negativa.
Es evidente que esta situación se visualiza como pérdida
de peso del animal.
La posibilidad de alcanzar un alto nivel de producción enseguida
del parto va a depender, en gran medida, de las reservas corporales
que tenga la vaca en ese momento, las que a su vez dependen de la alimentación
durante el período seco.
Es importante destacar que el balance energético negativo ocurre
ya antes del parto, debido a la gran demanda de la vaca y a su limitada
capacidad de consumo. Esto estaría condicionando el reclutamiento
del folículo, el que demora un tiempo aproximado de 60 días
en madurar y convertirse en óvulo. Es decir que las condiciones
para obtener una nueva concepción a los 60 días post parto
se verían afectadas ya desde las proximidades del parto.
Las consecuencias de este desbalance energético pueden derivarse
en:
-disminución en el consumo (por cetosis)
-retenciones de placenta y metritis
-atraso en la concepción
Período
seco |
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Durante este período el animal debe satisfacer, además,
otros requerimientos por nutrientes:
1) Para el desarrollo de membranas y crecimiento del feto.
2) Para la evolución y regeneración del tejido secretor
de la glándula mamaria.
En el caso de las vaquillonas habrán necesidades adicionales
para el crecimiento del propio animal.
Se debe tener presente también que en este período el
rumen genera nuevas papilas para prepararse a maximizar la absorción
de nutrientes.
Reservas
corporales y producción de leche |
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Las reservas corporales que tenga la vaca en el momento del parto va
a jugar un papel muy importante sobre su futura producción de
leche.
Esto ha sido estudiado a nivel experimental por varios investigadores
(Rogers et al. 1979), quienes analizaron el efecto de las reservas corporales
acumuladas en el último tercio de la gestación (medida
como ganancia de peso), sobre la producción de leche de la lactancia
siguiente. De los resultados experimentales, estos investigadores concluyen
que lo más importante es el peso que tiene la vaca al parto y
no la forma en que alcanzó dicho peso.
Es decir que no existen diferencias significativas entre animales que
alcancen un adecuado peso al parto cuando logran el mismo, manteniendo,
ganando o perdiendo peso a partir del peso que presentan al momento
del secado.
El aporte de Grainger y Mc. Gowan 1982 concluye que la respuesta al
mayor peso en el momento del parto se ubica en 8,3 litros de leche por
cada kg. Adicional de peso al parto.
Estado
corporal |
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El peso corporal como estimador de las reservas corporales tiene limitaciones
importantes:
1) El productor en general no dispone de balanza para pesar sus animales.
2) El peso de distintos animales puede corresponder a reservas corporales
muy diferentes.
3) El peso del feto en gestación avanzada contribuye en gran parte
al peso de la vaca.
4) El contenido del rumen puede ocasionar variaciones grandes en el peso
del animal.
Por tal motivo se han desarrollado métodos para estimar las
reservas corporales del animal a partir de su aspecto exterior.
Es evidente que la condición física de una vaca es resultado
de su estado de nutrición, y la apreciación visual de
este estado constituye un método relativamente sencillo de estimar.
Entre varias escalas de apreciación, hemos elegido la escala
de puntuación de 0 a 5 por considerarla de fácil aprendizaje
para un observador común.
Es de destacar que el entrenamiento del observador con fotografías
ha permitido lograr buena repetibilidad en las evaluaciones realizadas
por un mismo observador y una baja variabilidad entre observadores,
lo que indica que es un método "objetivo" valioso para
ser utilizado en la práctica.
El valor 1 indica un animal sumamente delgado al que le sobresalen los
huesos; en tanto que el valor 5 es para una vaca sumamente gorda. La
evaluación se efectúa aplicando presión con los
dedos en el área del lomo, sobre la columna y en las protuberancias
laterales de las vértebras lumbares, como se puede ver en el
diagrama adjunto. (LAMINA DE CONDICIÓN CORPORAL)

Areas del cuerpo de la vaca para evaluar
su condición física - área del lomo y base de la
cola. (b) Sección transversal del área del lomo que muestra
la vértebra lumbar y la posición de los dedos y el pulgar
al evaluar.
La presión con los dedos es para detectar el espesor de la capa
de grasa, la prominencia de las vértebras y la profundidad del
músculo.
La figura que se observa en la retiración de la tapa muestra
las diferentes calificaciones para evaluación de la condición
corporal.
A partir de una serie de medidas de peso y de la asignación
del valor correspondiente de condición, se estableció
que cada unidad de cambio en condición corresponde a 50-60 kg.
de peso corporal.
Si tenemos en cuenta que toda vaca lechera buena productora pierde peso
entre los 60 y 90 días postparto, es importante amortiguar este
efecto mediante una buena condición corporal al parto. Una condición
corporal de 3,5 a 4 se considera adecuada para satisfacer las exigencias
de la lactancia así como para obtener buenas tasas de fertilidad
en el rodeo lechero.
Se considera que por cada kg. de condición corporal ganado equivale
a 7 a 8 litros más de leche en la lactancia.
Efecto
del estado corporal y de la alimentación post-parto sobre
indicadores productivos |
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La influencia de las reservas corporales de la vaca evaluadas a través
de su "condición", puede ser modificada por el nivel
de alimentación post-parto.
Ambos efectos pueden ser estudiados sobre:
a) producción de leche
b) la composición de la leche
c) período de anestro post parto
a) De acuerdo a lo expuesto anteriormente la producción de leche
aumenta linealmente a medida que mejora la condición de las vacas
en el momento del parto. Esta respuesta mejora con la alimentación
post-parto, aproximadamente en 0.800 litros de leche por día
por cada kg. de materia seca adicional consumida en el rango de 8 a
14 kg. Esto ha sido evaluado experimentalmente por Grainger y col. con
vacas lecheras durante las primeras 5 semanas de lactancia.
Estos investigadores también comprobaron que existe cierta compensación
entre un menor índice de estado corporal al parto y una mejor
alimentación post-parto, que determinan producciones de leche
similares frente a un mejor índice al parto y menor nivel nutricional
post-parto. Esta situación nos permite tener elementos de juicio
objetivos para la toma de decisiones en lo que se refiere a la asignación
de recursos forrajeros cuando éstos son escasos.
Un mejor índice de condición al parto determina una disminución
lineal en condición corporal durante las primeras 5 semanas de
lactancia: esto ocurre a causa de una mayor contribución de las
reservas corporales a la mayor producción de leche.
Este cambio de condición puede ser contrarrestado por el nivel
de alimentación post-parto; un mejor plano nutritivo determina
un descenso menor en la condición corporal.
El efecto de la condición al parto varía además
con otros factores:
1) edad de la vaca
2) potencial genético
Al respecto se ha observado que las vaquillonas de 2 y 3 año
son más susceptibles que vacas de mayor edad, lo cual es esperable
dados sus requerimientos adicionales para crecimiento.
Con respecto al potencial genético se puede esperar que aquellos
animales que tengan un potencial mayor van a responder mejor a una mejor
condición en el momento del parto que vacas con un potencia genético
menor.
b) Composición de la leche.
El contenido de grasa de la leche es afectado por la condición
de la vaca al parto y el nivel de alimentación post-parto; no
ocurre lo mismo con los demás componentes de la leche.
Cuanto mejor es el estado corporal al parto menor es el descenso del
contenido de grasa de la leche en las primeras semanas de la lactancia.
En los primeros dos meses de lactancia, cerca del 80% de la grasa de
la leche proviene de la grasa corporal.
Por otra parte la respuesta a la condición al parto disminuye
a medida que mejora la alimentación post-parto.
c) Anestro post-parto.
La fertilidad es en gran parte consecuencia de la alimentación.
Es en realidad un lujo opcional que el organismo de la vaca sacrifica
en épocas de carestía. Si hay falta de alimento, la reproducción
se interrumpe del todo; si el alimento es restringido en cantidad o
calidad, la reproducción tiene lugar pero tarda más.
Se ha demostrado que el período de anestro post-parto se reduce
al mejorar la condición de la vaca al parto y al aumentar el
nivel de alimentación post-parto. Se ha estimado que el anestro
se reduce en aproximadamente 6 días por cada unidad de aumento
en condición; y en 1 día por cada kg. de materia seca
adicional consumida por día.
El balance energético de los 60 días post parto va a ser
quien determine el momento en que la vaca comience a alzarse nuevamente.
Eficiencia
de utilización del alimento para producción de leche |
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De lo expuesto anteriormente se concluye que una buena condición
de la vaca al parto, se traducirá en una mayor producción
de leche, así como de un menor período de anestro; siempre
que pueda ir acompañada de una buena alimentación durante
la primera fase de la lactancia.
Es frecuente que en nuestras condiciones de producción el forraje
disponible sea escaso y se presente la necesidad de optar entre una
buena alimentación pre-parto o una buena alimentación
post-parto. Por lo tanto para tomar la mejor decisión en las
distintas situaciones es importante conocer la eficiencia de utilización
del alimento para producción de leche.
La bibliografía consultada indica que es considerablemente más
eficiente reponer reservas corporales en la lactancia avanzada para
ser utilizadas en la lactancia siguiente que reponer reservas en el
período seco: 61.5% vs 48.4%
Requerimientos
de la vaca en el período seco |
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Las vacas deben llegar al período seco en la misma condición
física que al parir por ejemplo índice 3,5 a 4, y ésta
debe permanecer constante a lo largo del período seco. Esta situación
que es la más eficiente desde el punto de vista energético
requiere mucha atención así como de decisiones de tipo administrativo.
Desde el punto de vista práctico lo mas adecuado es considerar
el período seco en 2 etapas:
1) Desde el secado hasta 2-3 semanas antes del parto.
2) Pre-parto (2-3 semanas previas al parto)
Etapa 1:
El manejo de la alimentación durante este período va
a depender del estado corporal con que se han secado. Durante este período
es recomendable una dieta de tipo fibrosa (por ejemplo una pradera vieja
con bajo aporte de leguminosas). En el caso de que ocurra en invierno
el suministro de heno es una buena alternativa de suplementación.
Si las vacas se encuentran gordas hay que dejar que pierdan estado;
es mejor limitar la calidad que la cantidad del forraje suministrado
ya que es importante que el animal satisfaga su apetito y se sienta
lleno en un momento que el crecimiento del feto comienza a limitar la
capacidad ruminal.
Etapa 2:
El período de 2-3 semanas antes del parto es crítico
para lograr una adecuada transición desde el parto hasta la lactancia.
Se necesitan por lo menos dos semanas para que la panza, el primero
y mayor de los cuatro estómagos del rumiante, se adapte a utilizar
al máximo un componente nuevo en la dieta. Esto se debe a cambios
en la flora microbiana que deben crecer y mulitiplicarse para digerir
el nuevo alimento. Este período de adaptación debe completarse
antes del parto de la vaca. Por lo tanto, todos los componentes nuevos
de la dieta de producción deben introducirse en las últimas
2-3 semanas del período seco, justo antes del parto, pero no
a los niveles que se usarán en la producción.
A medida que el útero de la vaca preñada crece al acercarse
el parto, ejerce presión y quita volumen al sistema digestivo.
Esto reduce la cantidad total de alimento ingerido, y la vaca podría
sufrir deficiencias nutritivas, especialmente energía.
Las vacas responden a esa deficiencia utilizando la grasa de su cuerpo
como fuente de energía. Cerca del parto, esto puede conducir
a una infiltración excesiva de grasa en el hígado, condición
conocida como "síndrome del hígado graso". Esta
situación ocurre con mayor frecuencia cuando las vacas están
muy gordas y por ende con una mayor disminución del apetito.
Por lo tanto es importante suministrar ración con buena concentración
energética, 1 a 2 kg diarios, además de la pastura en
las 2 a 3 semanas previas al parto. Recordemos que es necesario lograr
un buen apetito después del parto y para obtener la máxima
ingestión de energía es importante que la panza se acostumbre
a estar llena en las semanas precedentes (efecto físico).
Nutrición
mineral en el período seco (calcio y fósforo) |
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El calcio y el fósforo se necesitan no sólo para mantener
la estructura ósea del cuerpo sino también para la producción
de leche. Tan es así que una buena vaca lechera está frecuentemente
en un balance de calcio negativo por los primeros ocho meses de la lactación
y en un balance de fósforo negativo por los dos primeros meses.
Estos balances negativos parecen ser normales durante la primer etapa
de la lactación aún cuando sean suministrados suplementos
minerales, y deben ser compensados por el rápido almacenamiento
de calcio y fósforo a medida que avanzan la lactancia y la gestación.
La alimentación de la vaca seca debe tener en cuenta la administración
de una ingesta de bajo contenido de calcio, para permitir la absorción
de este elemento por parte de los huesos. De esta forma evitamos el colapso
post parto denominado hipocalcemia o fiebre de leche. El suministro de
vitamina D3 es otra ayuda a la prevención porque estimula el metabolismo
del calcio y el fósforo incrementando la absorción intestinal
y promoviendo un intercambio desde el hueso. Es recomendable la dosificación
de esta vitamina conjuntamente con vitamina A (complejo A-D3), varios
días antes del parto.
Se ha demostrado que por muy amplio que sea el suministro de calcio y
fósforo en la vaca lechera, por lo general no cubre las necesidades
de éstas en la primera etapa de lactación; pero que si al
final de este período y particularmente en el período seco,
cesan las pérdidas y se compensan por almacenamiento.
De acuerdo a lo anterior el animal moviliza calcio de los huesos hacia
la producción de leche en lactación temprana y este fenómeno
es particularmente más notorio en animales de alto potencial de
producción.
Con respecto al sodio (cloruro de sodio), generalmente es proporcionado
a las vacas en cantidades aproximadas al 1% de la ración. En el
caso de la ración preparto es conveniente bajar el aporte de sal
para evitar la inflamación de la ubre (retención de líquidos).
En los últimos años se está implementando un método
denominado balance Catión-Anión para prevenir enfermedades
metabólicas post parto. El mismo consiste en balancear la dieta
teniendo en cuenta proporciones adecuadas de sodio - potasio - cloro y
azufre.
Resumen
y conclusiones |
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De acuerdo a la información revisada anteriormente debemos
enfatizar el concepto de que el período seco no es un período
de descanso para la vaca, sino que es un período de preparación
para producir leche. Por lo tanto la alimentación en este período
debe encararse en forma estratégica ya que nos estamos jugando
el resultado de la próxima lactancia. Hay que considerar además
que este manejo estratégico de la alimentación permitirá
la expresión del potencial genético de los animales. El
período seco debe ser considerado en forma integral junto con
el manejo durante todo el período de lactancia.
Como veíamos anteriormente, se puede concluir que para alcanzar
una alta producción las vacas deben llegar al parto con condición
3,5 a 4 y recibir una buena alimentación durante la siguiente
lactancia. Para llegar a esa condición se dispone de dos alternativas:
1) Secar la vaca en la lactancia previa en la condición deseada
y mantener ese estado durante el período seco.
2) Secar en una condición inferior y recuperar estado durante
el período seco.
La recomendación de cual alternativa conviene tomar depende
de cada caso en particular y debe ubicarse dentro del esquema general
de manejo del tambo.
Desde el punto de vista de la eficiencia de transformación de
forraje a leche, la alternativa 1 es la más eficiente y deberíamos
seguirla cuando hay abundante forraje disponible para todo el rodeo
en producción o cuando se dispone de forrajes conservados como
heno o silo, para suplementación. Y la alternativa 2 por ejemplo,
puede seguirse con aquellas vacas que se secan en mala condición
en invierno y tienen parto previsto en la primavera siguiente; en este
caso la pérdida en eficiencia seguramente se compensará
por el menor costo del forraje disponible en primavera.
En la situación de que el forraje disponible en el tambo es tan
escaso que no permite alcanzar la condición corporal deseada
al parto, entonces deberán sacrificarse las vacas adultas antes
que las de segunda parición y éstas antes que las vaquillonas
de primer entore.
Independientemente de la decisión que se tome respecto a la alimentación
de la vaca seca es importante asegurarse que esta no vaya en detrimento
de la alimentación durante la lactancia temprana.
Revisión bibliográfica y comunicación realizada
por Ing. Agr. Alfredo Irigoyen, técnico de la Regional Centro
del Plan Agropecuario.
Se agradecen las sugerencias y aportes recibidos del Ing. Agr. Gustavo
Ripol y del Dr. José Stirling, asesores del Predio Piloto Lechero
de San Javier.
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