Ing. Agr. José Gayo, Instituto Plan Agropecuario

Muchos productores conocen los beneficios, desde el punto de vista productivo, de la aplicación de determinadas tecnologías. Sin embargo éstas no son aplicadas masivamente.

Esto puede tener diversas causas: los problemas financieros, el desconocimiento de los beneficios que se logran o el no tener cuantificados los perjuicios que acarrea la no adopción de esas medidas.

En este artículo pretendemos mostrar, cuanto es lo que se podría invertir para lograr cada una de esas metas, que tenemos claro que son beneficiosas, pero que habitualmente no se consiguen a nivel productivo.

Es importante tener en cuenta que esta simulación no considera el aumento de gastos, ni define como pasar de una situación a otra. Cada productor según los recursos con que cuenta, deberá analizar si puede lograr el objetivo planteado con una inversión menor que la estimada.

Vamos a tomar para nuestro ejemplo un predio criador tipo, cuyas características son:

• Tamaño: 800 hectáreas
• Dotación: 0.70 UG/há.
• Relación lanar/vacuno de 1.5 (80% de las UG son vacunas y 20% son lanares)
• Edad al primer entore: 3 años
• Preñez vacuna: 65%
• Parición lanar 70%
• Venta de las vacas de refugo sin engordar con 330 kgs y los terneros de destete en otoño con 140 kgs .
• En lanares venta capones nuevos, la producción de lana estimada es de 3.64 kgs/animal.

Este predio que llamaremos base tiene, de acuerdo a estas características productivas, un ingreso bruto de U$S 27.204, lo que da una entrada de U$S 34/há.

Frente a esta situación original se prevé realizar algunos cambios. Se propone incorporar 5 medidas de manejo distintas para visualizar como impacta cada una de ellas en la productividad del establecimiento (en cuanto a número de animales vendidos, cantidad de vientres entorados y producción de kilos de carne equivalente por hectárea).

Las diversas medidas propuestas son:

• aumentar la dotación a 0.80 UG/há,
• bajar la relación lanar/vacuno a 1 (85% de las UG son vacunas y 15% son lanares)
• bajar la edad al primer entore a los 2 años
• aumentar la preñez vacuna al 80%
• vender las vacas de refugo gordas con 400 kgs
• una última opción es ver lo que ocurriría si se logran todas estas metas juntas.

En el siguiente cuadro se visualiza la modificación del ingreso bruto, al incorporar estos cambios en el manejo, que repercutirán en la estructura del stock.

Este ejemplo nos permite evaluar cuales son las medidas que tendrían mayor impacto en el ingreso bruto del productor. Por otro lado también permiten calcular cuanto es lo máximo que se podría gastar para lograr ese objetivo, manteniendo un saldo positivo.

• Se destaca entre todas las medidas, la posibilidad de engordar las vacas de refugo frente al hecho de venderlas flacas, ya que además de vender más kilos, se aprovecha una relación de precio flaco/gordo favorable. Lo importante es visualizar que, si por ejemplo para engordar esas vacas se debe realizar un mejoramiento, la diferencia de ingreso justificaría gastar en el mismo hasta U$S 7.070 anuales. Es decir que el costo de alimentación adicional para engordar esas 68 vacas no puede exceder ese monto, para mantenernos por lo menos en igual condición que en el predio base. En base a este supuesto se debe estimar el costo de siembra de pasturas y su vida útil. Por ejemplo si estimamos un costo por há. de cultivo forrajero de U$S 120, que va a dar pastoreo por algunos meses, concluimos que se podría hacer un máximo de 58 hás. para engordar durante el año esas 68 vacas. Ese es el punto de equilibrio, si se consigue engordar una cantidad mayor de ganado en esa área, la aplicación de la técnica nos permite una situación mejor que la original.
• Si bajar la edad de entore implica recriar bien a la vaquillona en sus dos inviernos, se podría gastar hasta U$S 2.967 para que se justifique lograr este objetivo. Las terneras en este stock tipo son 90 y las vaquillonas de sobreaño 88. Esto significa que si el gasto extra de alimentar mejor esos animales para que lleguen a entorarse antes, es inferior a U$S 16 por cabeza (ternera y vaquillona) por año, valdrá la pena bajar la edad de entore. Manejándonos nuevamente con ejemplos, el hecho de suplementar durante los 100 días del invierno, con 1 kg de afrechillo de arroz a las terneras y con 1.2 kgs a las vaquillonas, costaría - suponiendo un costo de la tonelada del afrechillo de U$S 100-: U$S 1.950.
• Aumentar la dotación parece ser otra medida que da buenas diferencias con respecto al rodeo base, sin embargo hay que destacar que pasar de 0.70 a 0.80 UG/há implica un incremento del 14% en la cantidad de animales del predio, el cual debe ir acompañado ineludiblemente con un aumento de la capacidad forrajera.
• Poder mejorar la preñez en 15 puntos significa tener más reposición y por lo tanto poder refugar y vender más vacas y vender más terneros. Para lograr este objetivo se podrían dedicar hasta U$S 3.646 por año. Un rodeo con 65% de preñez en el que se hace destete precoz a los terneros de las vacas de primera cría y a las vacas con condición corporal menor a 4 (56% de las vacas adultas paridas) puede aumentar la preñez al 80%. El costo de aplicar esta medida en un rodeo de esas características es de U$S 1.740 (87 terneros destetados a U$S 20/ternero).

Para lograr cada uno de estos objetivos hay diferentes herramientas disponibles para el productor.

Como ejemplo: mejorar la alimentación con más forraje por hectárea o suplementando, bajando los requerimientos al clasificar por preñez o clasificando por condición corporal, manejando el amamantamiento con destete precoz o temporario.

Debe existir atrás de cada una de estas definiciones una decisión empresarial, sobre la posibilidad de utilizar estas herramientas, evaluando los recursos con los que se cuenta para el logro de alguno o todos los objetivos que se manejaron. Lo que debe primar a la hora de las decisiones es un cálculo ponderado de la relación costo/beneficio, o sea que la incorporación de nuevas técnicas de manejo no signifiquen más gastos que los ingresos que se pudieran esperar de su aplicación. Este artículo pretende ser una ayuda en esa determinación.

• Con los indicadores físicos y económicos utilizados en la situación base, hay un punto de equilibrio entre rubros (lanares y vacunos), ya que la variación en la participación de alguno de ellos en detrimento del otro, no altera el ingreso bruto. Además el aporte al IB que cada rubro realiza, varía con las UG que ocupa en el predio.
• Aún en la peor situación de precios, si se logran obtener todos los indicadores propuestos, la mejora en el IB nunca es menor al 60% frente a la situación base con esa nueva situación de precios.
• Como el predio de referencia está muy volcado al vacuno (83% del IB es vacuno y 17% es lanar en el caso base) una suba del precio de la lana a U$S 2/kg aumentaría el IB entre un 5 a un 7%.
• Si el precio del ternero bajara un 22%, el IB bajaría entre un 7 y un 9% dependiendo del manejo.
• Si empeora la relación flaco/gordo, es decir si mejora el precio de las vacas de invernada frente al de las vacas gordas, se hace menos atractiva la alternativa de engordar todas las vacas.
• Finalmente se destaca la importancia de no tomar medidas aisladas, ya que el mayor aumento en el Ingreso se da cuando se intenta mejorar, de manera ordenada y planificada, todos los indicadores a la vez.

Supuestos utilizados en el planteo original: