DE VUELTA AL TRILLO

Si la voz carrera, de cuyo origen ya hemos hablado, genera una identidad inmediata, desde siempre, en nuestro medio rural, en el que sus pobladores son gentes de a caballo, no resulta lo mismo con las voces penca o california.

Según la referencia más antigua, entre otras acepciones, se entiende por penca: "Tira de cuero o vaqueta con que el verdugo azotaba a los delincuentes". De ella derivarán el verbo pencar, por azotar o pencazo que significa golpe dado por la penca. Con el nombre de penco se reconoce según la Real Academia a un caballo flaco y con mataduras (seguramente producidas por los azotes para que éste mejore su trabajo, agregamos nosotros). Conociendo las carreras de caballos, en especial las de cortas distancias, que exigen al jinete el castigo constante del animal para obtener del mismo un mejor rendimiento, parece prudente pensar que hubiese sido tal tipo de carreras las que se designaron en un principio con este vocablo. También puede haber sido su origen que se llamara, en forma despectiva, como carrera de pencos a aquellas competencias en las no participaban caballos preparados o parejeros. El asunto es que con el nombre actual nos llegaron desde la Península Ibérica con la Conquista.

El Dr. Roberto J. Boutón en su enciclopédica obra, a la que aspiraba llamar "Bien Criollo", dice que penca o california "es una carrera entre varios caballos" (más de dos). Su observación está hecha en Santa Clara de Olimar entre 1913 y 1931, años en que desempeñándose como médico, tomó los apuntes que motivaron después su recopilación y publicación por parte del Prof. Lauro Ayestarán bajo el título de "La vida rural en el Uruguay". Daniel Granada en su "Vocabulario Rioplatense" escrito en Salto entre 1887 y 1889 no registra ninguno de los dos términos. Como se ve los vocablos referidos parecen haberse conservado especialmente en la zona fronteriza, que es donde también, quienes han hecho trabajos de rastreo y recopilación para vocabularios los han encontrado, no estando hoy vigentes en el habla diaria.

Con respecto al origen etimológico de la voz california, volvamos otra vez al Prof, Daniel Vidart quien dice:"...que en el bajo latín existía la voz calofurcium aplicada al modo de cabalgar con las piernas muy separadas, al igual que una furca, una horquilla". Los antiguos romanos no conocían el estribo; por lo que en caso de cabalgar, que no era lo habitual, el jinete se enhorquetaba en el lomo del animal y se desplazaba sentado y con las piernas abiertas. Si a esto le sumamos que en la antigüedad se corría en una sola senda, "a la costilla" y que esa forma de correr un caballo junto a otro autorizaba lo que hoy conocemos como "mal juego", entre cuyas variantes se conocían las de tratar de desmontar al otro jinete, calzar al caballo contrario en el codillo o en el pecho, patearle las costillas al partir, para producir ahogo o cambiarle el ritmo, y varios etcéteras más; para todo ello se necesita una gran habilidad en las piernas de los corredores. Para poder llevar a cabo todas estas "artes" las piernas deberán separarse de la cabalgadura. Quizás por allí está el antecedente de la california.

Pero, sin duda, el otro sustantivo que es sumamente popular en nuestro país rural para designar una competencia de velocidad, de tiro corto y a veces no tanto, entre dos o más caballos es: cuadrera. El origen de ese nombre parece estar en el hábito de nuestra gente de medir las distancias en cuadras, antigua medida española equivalente a cien varas. Sólo como referencia digamos que una vara es igual a 836 milímetros. Las carreras se pactaban y se corrían en distancias que oscilaban entre las dos y las seis cuadras, siendo estas últimas para caballos que estaban "preparados". Las distancias preferidas en general son las de tres o cuatro cuadras y es raro encontrar pistas con sendas de mayor longitud. Y las que hay, no siempre conservan el nivel y la calidad del piso en todo el recorrido.

Para despedirnos digamos que una de las primeras pistas que tuvo Montevideo, a extramuros, antes de 1800, iba desde lo que es hoy San José y Julio Herrera y Obes hasta casi 18 de Julio y Yi, entonces descampado. Al igual que la capital, es muy posible que muchas ciudades y villas del interior guarden en la memoria de sus mayores o en el corazón polvoriento de sus calles fundacionales, los ecos de cuadreras o pencas que pasaron por ellas cuando no eran tan importantes.

Espinillo